domingo, abril 08, 2012

Algunas definiciones sobre mercado de trabajo en la sociedad posmoderna del conocimiento.


 Por Raúl Antón Cuadrado
Estas definiciones están extraídas de un examen –de mis respuestas, en realidad- de una asignatura que se llama Educación y Trabajo en la Sociedad del Conocimiento, de este Master de Investigación. Me parecen interesantes, como base para una reflexión posterior sobre dónde vamos en cuanto a tendencias de empleo y en cuanto puede influir la existencia de estructuras en las empresas en forma de red y del teletrabajo, entre otros. Aquí van…
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COMPETENCIAS. Según el informe Delors, ‘los empleadores ya no exigen una calificación determinada, que consideran demasiado unida todavía a la idea de pericia material’ (Delors 1996:100), sino que piden competencias. Este concepto ‘combina la calificación propiamente dicha, adquirida mediante la formación técnica y profesional, el comportamiento social, la aptitud para trabajar en equipo, la capacidad de iniciativa y la de asumir riesgos.’ (Delors 1996:100). En resumen, para componer las competencias ‘ciertas cualidades muy subjetivas, innatas o adquiridas -que los empresarios denominan a menudo «saber ser»- se combinan con los conocimientos teóricos y prácticos’  (Delors 1996:101)
CUALIFICACIÓN Y DESCUALIFICACIÓN La cualificación ‘se ajusta mal a una medición objetiva’ (Castillo y Terrén 1994:80), pues trata con ‘habilidad, con conocimientos técnicos y profesionales’  (Castillo y Terrén 1994:80) y ‘su referente conceptual es la formación profesional, el saber-hacer que los obreros adquieren tras un aprendizaje’ (Castillo y Terrén 1994:80). Cualificación ‘es entendida básicamente como un capital humano […] cuyo precio puede medirse objetivamente por su productividad […] y traducirse directamente en el salario.’ (Castillo y Terrén 1994:78). Según el paradigma clásico de la relación formación-cualificación-empleo, la formación se planteaba como una ‘inversión nacional’ porque mejoraba la cualificación y ‘la educación y la formación eran activos que bajo la forma de conocimientos y destrezas aumentaban la capacidad productiva de la fuerza de trabajo’ (Castillo y Terrén 1994:78).
A partir de las crisis de los 70 y las reconversiones y cambios en los medios y la estructura de la producción se da un fenómeno contrapuesto llamado descualificación. Se demuestra que ‘la progresiva mecanización no sólo conllevaba una efectiva descualificación de los trabajadores en sentido absoluto (esto es, en el sentido de que pierden oficio y habilidades tradicionales sin ganar otras nuevas que compensen estas pérdidas), sino también en sentido relativo: «cuanta más ciencia es incorporada en el proceso de trabajo, menos entienden [y controlan] los trabajadores este proceso» (Castillo y Terrén 1994:83).
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EMPLEABILIDAD La OIT la define como ‘la capacidad de conseguir y conservar un empleo; capacidad de sintonizar con el mercado de trabajo, de poder cambiar de empleo sin dificultades o de encontrar un puesto de trabajo’  (Pérez 2003:6)es decir la capacidad de‘tener un empleo que satisfaga sus necesidades profesionales, económicas, de promoción y de desarrollo’ (Pérez 2003:6, citando a Fundipe). El término engloba, pero no se limita a la cualificación, porque ‘a lo largo de la vida profesional de un individuo va perdiendo fuerza la cualificación de partida, de tal forma que la empleabilidad es interpretada como una combinación de actitudes y mentalidad abierta para la resolución de problemas, cualificación de partida y formación continua en el desempeño de tareas ocupacionales’ (Pérez 2003:6, citando a Fundipe).
BIOGRAFÍA LABORAL. La BL fordista se estructuraba sobre un ciclo ideal de carrera profesional que sólo se puede entender desde rígidas estructuras y el estado de bienestar en el que ‘educación producción y retiro se sucedían en el tiempo’  (Alonso 2007:72). La BL ‘comenzaría a partir del fin de los estudios escolares’ y para una minoría de ‘la titulación avanzada o superior’ (Alonso 2007:69). En cuanto al tiempo laboral propiamente dicho, ‘para la mayoría […] la promoción estaba ligada al tiempo de experiencia –la antigüedad en el oficio-, sucesivamente valorada y convertida en prima salarial. La trayectoria se completaba con la jubilación obligatoria a una edad fija y prevista con anterioridad’ (Alonso 2007:69).
Tras la crisis de los 70, las empresas buscan reducir costes, produciendo just in time, flexibilizando producción y empleo y ‘el nuevo modo de regulación de la sociedad que se establece produce formas de integración mucho más débiles, individualizadas y fragmentadas. La situación económica exige una vinculación directa con los ciclos más cortos del mercado’ (Alonso 2007:73). ‘La vida profesional se organiza según unas pautas que nada tienen que ver con el modelo anterior de tiempo único, continuo y colectivo […] las edades se mezclan, […] el individualismo se hace santo y seña moral del ambiente las carreras se acortan y/o diversifican’ (Alonso 2007:79) no existiendo ya sujetos sociológico, sino no-sujetos distintos y de que se han difuminado las fronteras empleado-no empleado.
Bibliografía
  • Alonso, Luis Enrique. La crisis de la ciudadanía laboral. Rubí: Anthropos, 2007
  • Castillo Mendoza, Carlos Alberto, y Eduardo Terrén Lalana. «De la cualificación a la competencia: elementospara una reconstrucción epistemológica.» Cuadernos de Relaciones Laborales, nº 4 (1994).
  • Delors, Jacques. La educación encierra un tesoro. Madrid: Santillana. Ediciones Unesco., 1996.
  • Pérez, Carmen. «El discurso de la empleabilidad y las funciones del sistema educativo.» X Conferencia de Sociología de la Educación. Valencia, Septiembre de 2003. 11.

PARTE II 
Estas definiciones están extraídas de un examen –de mis respuestas, en realidad- de una asignatura que se llama

Capital humano 
La idea dorsal de la teoría es que ‘puede considerarse a la fuerza de trabajo como un capital. A partir de aquí todos los miembros de una sociedad serían capitalistas: unos poseen el capital económico y otros el humano’  (Feito 2009:4). Esto tiene una implicación, ‘la responsabilidad por las desigualdades recae sobre cada individuo: cada cual tendrá el grado de capital humano resultado de la inversión en formación que haya acometido.’ (Feito 2009:4). Desde este momento ‘La educación no solo adquiere una relevancia de primer orden, sino que se hace instrumental y dependiente de la economía’ (Feito 2009:4) y se constata ‘la productividad de la educación, demostrada por la rentabilidad de invertir en ella, tanto para las colectividades como para los individuos’ (Feito 2009:4).Educación y Trabajo en la Sociedad del Conocimiento
, de este Master de Investigación. Decía en la primera parte que me parecen interesantes, como base para una reflexión posterior sobre dónde vamos en cuanto a tendencias de empleo y en cuanto puede influir la existencia de estructuras en las empresas en forma de red y del teletrabajo, entre otros. Aquí van…
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Credencialismo (Feito 2009:12)  Dice que ‘Los distintos niveles educativos se corresponden con, y preparan para, los diferentes niveles de la estructura ocupacional’, y que a cada tipo de trabajo se tiene acceso por medio de un tipo de credencial, si bien ‘los títulos se han convertido en requisito genérico y necesario (aunque no suficiente) para el acceso a puestos de trabajo cualificados y bien remunerados’  (Castillo y Terrén 1994:81)
En la versión débil del credencialismo, de Thurow, ‘El mercado de trabajo se caracteriza menos por la competencia por los salarios que por la competencia por los puestos de trabajo. Es decir, en lugar de buscar la gente puestos de trabajo, los puestos de trabajo buscan gente adecuada’ y ‘La función de la educación no es proporcionar formación y de ese modo aumentar la productividad y los salarios de los obreros, sino más bien certificar la “entrenabilidad” y proporcionar una cierta posición en virtud de dicha certificación.’ (Feito 2009:16)
En la versión dura, Collins, asume que la utilidad del sistema educativo no es enseñar y ‘las graduaciones están ligadas al éxito profesional principalmente por la importancia del certificado de graduación académica, más que por los conocimientos (a menudo insignificantes) que éste pueda indicar.’ (Collins 1989:28) pues se constata un desajuste ‘entre la formalidad de las certificaciones escolares y las exigencias de la realidad económica.’  (Castillo y Terrén 1994:77). Siendo las credenciales la coartada para dar acceso a las posiciones sociales privilegiadas, ‘la gente invierte gran cantidad de bienes derivados de la economía material en la economía cultural con la esperanza de mejorar su posición’ (Collins 1989:79). Así, ‘El empleo del sistema educativo como base de un medio arbitrario de dominación significa que este sufre una creciente contradicción interna en la conciencia de sus usuarios’ (Collins 1989:228), esto es porque, más que un medio de aprendizaje, ‘La Acción Pedagógica esté destinada a reproducir la arbitrariedad cultural de las clases dominantes o de las clases dominadas’  (Bourdieu y Passeron 1979:45). El tema del credencialismo lo hemos tratado profusamente en el blog [ver aquí]
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Tiempo social. El tiempo se comprende como recurso ya que ‘es tenido por un algo de lo que se dispone para actuar’  (Prieto 2007:178), percibido como escaso –salvo por los parados-, por lo que sobre él ‘operan deliberaciones y decisiones […] que se expresa en verbos como programar o planificar’. (Prieto 2007:180).
El tiempo social se define siempre en relación al tiempo laboral, dado que el trabajo se convierte ‘en una actividad que, a lo largo de la vida, se inserta […] en el resto de nuestras actividades’ (Prieto 2007:61). En teoría ‘el tiempo de trabajo permite limitar el dominio patronal en la vida del asalariado […] para marcar el ritmo del trabajo humano e introduce así puntos de referencia necesarios para la vida social, tanto en la fábrica (horarios de inicio y finalización del trabajo, descansos, etc.) como fuera de ella (articulación con los otros tiempos sociales ampliamente dominados por el tiempo del trabajo)’. (Prieto 2007:54) Sin embargo, ‘el modelo tradicional de horarios regulares, instalado sobre la semana y a tiempo completo, deja paso hoy en día a una gestión temporal de la actividad cada vez más flexible y fraccionada […] Aunque semejante evolución pueda ofrecer algunas ventajas, los contrapuntos pueden ser dolorosos: vida a contratiempo para algunos asalariados, agotamiento físico y moral, planificación del tiempo a veces complejo’(Prieto 2007:61) ‘Por ello, la percepción que mayoritariamente tienen los trabajadores del tiempo social es a partir de la carencias del mismo en sus vidas, de su desapropiación y de las consecuencias negativas de su uso obligado[…]Por todo ello, es fácil comprender que una propuesta de cambio en la organización del tiempo de trabajo (por ejemplo, una mayor disponibilidad para el trueque de flexibilidad de trabajo por una mayor estabilidad laboral […]) sea vista con reticencias por los efectos negativos que tal propuesta tiene en la organización de sus vidas’(Prieto 2007:232)
Bibliografía
  • Bourdieu, Pierre, y Jean Claude Passeron. La reproducción. Barcelona: Laia, 1979.
  • Castillo Mendoza, Carlos Alberto, y Eduardo Terrén Lalana. «De la cualificación a la competencia: elementospara una reconstrucción epistemológica.» Cuadernos de Relaciones Laborales, nº 4 (1994).
  • Collins, R. La sociedad credencialista. Torrejón, Madrid: Akal, 1989.
  • Feito, Rafael. «Teorías sociológicas de la educación.» 2009. http://www.ucm.es/BUCM/cps/lecturas/4.htm (último acceso: 07 de 09 de 2011).
  • Prieto, Carlos. Trabajo, género y tiempo social. Madrid: Complutense, 2007.

1 comentario:

Raúl dijo...

Hola.
Copiar literalmente el trabajo de otra persona no es bonito. Pero si lo haces, debieras remitir, al menos, a la página de que salió, ya que está licenciado con esa licencia CC.
No tengo un inconveniente especial en que esto esté aquí, pero la próxima vez te agradecería que me contactaras primero, no copiaras TODo el contenido, sino un extracto que remita al origina y, definitivamente, dijeras dónde está el original. ¿No crees que hubiera sido más honesto?
Un saludo.