viernes, julio 02, 2021

La violencia: cultural, estructural y directa, por Johan Galtung, RESUMEN

 DEFINICIÓN

 Una persona que anima a un asesino en potencia gritando «matar es la auto-realización», puede demostrar que su idioma puede expresar tales pensamientos, pero no que el idioma como tal sea violento. Difícilmente se puede clasificar como violenta a una cultura; esta es una de la razones para preferir las expresión, «el aspecto A de la cultura C es un ejemplo de violencia cultural», frente a estereotipos culturales como que «la cultura C es violenta». 

 los estudios sobre la violencia enfoca dos problemas: la utilización de la violencia y su legitimación. (

(p. 149)

  Una de las maneras de actuación de la violencia cultural es cambiar el utilitarismo moral, pasando del incorrecto al correcto o al aceptable; un ejemplo podría ser asesinato por la patria, correcto; y en beneficio propio, incorrecto

(150)

Una tipología de la violencia directa y estructural

La violencia puede ser vista como una privación de los derechos humanos fundamentales, en términos más genéricos hacia la vida, eudaimonia, la búsqueda de la felicidad y prosperidad, pero también lo es una disminución del nivel real de satisfacción de las necesidades básicas, por debajo de lo que es potencialmente posible. Las amenazas son también violencia

(150)

También, se deben contemplar las mega-versiones de los conceptos empleados en el cuadro de la tipología de la violencia. Donde se lee muerte, se podría escribir exterminio, holocausto, genocidio. Por sufrimiento, holocausto silencioso. Por represión cabría poner gulag/KZ. En el caso de la “degradación ecológica” cabría escribir ecocidio

(151)

Para discutir los tipos de violencia estructural se precisa una imagen, un vocabulario y un discurso, con el fin de identificar todos sus aspectos y ver cómo se relacionan con las categorías de necesidad. La estructura violenta típica, en mi opinión, tiene la explotación como pieza central. Esto significa, simplemente, que la clase dominante consiguen muchos más beneficios de la interacción en la estructura que el resto, lo que se denominaría con el eufemismo de intercambio desigual. Esta desigualdad puede llegar a ser tal que las clases más desfavorecidas viven en la pobreza y pueden llegar a morir de hambre o diezmados por las enfermedades, lo que denominaría tipo de explotación A. O pueden ser abandonadas en un estado permanente y no deseado de miseria, que por lo general incluye la malnutrición, con un desarrollo intelectual menor, las enfermedades, que comporta también una menor esperanza de vida, lo que constituiría el tipo de explotación B. En este sentido, la forma en que las personas mueren varía de acuerdo a la posición que se ocupe en la estructura social.

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La violencia estructural deja marcas no sólo en el cuerpo humano, sino también en la mente y en el espíritu. Los siguientes cuatro tipos pueden ser considerados como partes de la explotación, o como un refuerzo del aparato de dominación del sistema político y económico de la estructura. Funcionan al impedir la formación de la conciencia y la movilización, que son las dos condiciones para la lucha eficaz contra la dominación y la explotación. El adoctrinamiento, mediante la implantación de élites creadoras de opinión dentro de la parte más débil, por así decirlo, en combinación con el ostracismo, esto es, manipulando la percepción de la ciudadanía con una visión muy parcial y sesgada de lo que sucede, adormeciendo el sentimiento del reconocimiento personal y el sentido de la dignidad personal y social, evitando la formación de conciencia de clase. Y la alienación, esto es, la utilización de factores externos, sociales, económicos o culturales para desmotivar, limitar o condicionar la libertad personal y colectiva de la sociedad que. combinada con la desintegración del tejido social, evitando la cohesión de sus componentes, lo que evitaría su posible movilización. Sin duda, estos cuatro elementos deben ser estudiados de forma integrada desde la categoría de represión estructural

(153)

Sobre las tres categorías de violencia

Con estos comentarios el término violencia queda definido extensamente en la tipología del cuadro 1, con la violencia directa y la estructural como categorías generales o súper-tipos. Ahora, la violencia cultural se puede añadir a modo de una tercera categoría, tercer súper-tipo, quedando así convertida en el tercer vértice de un triángulo (vicioso) con el que puede representarse en toda su amplitud el término violencia. Cuando el triángulo se coloca con la base en el lado que une la violencia estructural con la directa, la violencia cultural queda como legitimadora de ambas. Si el triángulo se yergue sobre el vértice de la violencia directa, la imagen obtenida refleja las fuentes estructurales y culturales de dicha violencia.

 ...

 La violencia directa es un suceso; la violencia estructural es un proceso con sus altibajos; la violencia cultural es inalterable, persistente, dada la lentitud con que se producen las transformaciones culturales. En las claves referidas a la Historia de la escuela francesa de los Annales: événementielle, conjoncturelle, la longuedurée. Las tres formas de violencia utilizan el tiempo de manera diferente, algo así como la diferencia que existe en una «teoría del terremoto» entre el fenómeno en si de una determinada magnitud, el movimiento de las placas tectónicas como proceso y la línea de falla como condición más permanente y profunda.

(154)

La cultura predica, enseña, advierte, incita, y hasta embota nuestras mentes para hacernos ver la explotación y/o la represión como algo normal y natural, o posibilita la alienación para vivir aparentando que no se sienten sus consecuencias

En el siguiente estrato están localizados los ritmos de la violencia estructural. Los tipos de explotación se acumulan, se llevan a cabo, o son superados, bajo el paraguas de la radicalización y el ostracismo utilizado para evitar la toma de conciencia, y la alienación y la desintegración que evita la organización de formas útiles contra la explotación y la represión. Y en la parte superior, siempre visible, se sitúa el estrato de la violencia directa con todo el registro de la crueldad perpetrada por los seres humanos tanto contra los demás como contra otras formas de vida o la naturaleza en general

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La actividad criminal ordinaria, regular, es en parte un esfuerzo de los oprimidos por buscar el reconocimiento, redistribuir la riqueza, conseguir, en algunos casos la revancha(«delitos de mono azul»), o para permanecer como élites dominantes o convertirse en miembros de esas élites, utilizando con tal propósito las propias estructuras («delitos de cuello blanco»)

(154)

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La suposición concomitante es simple: «la violencia engendra violencia». La violencia es la privación de los derechos fundamentales, una seria cuestión; una reacción es la violencia directa. Pero esa no es la única posibilidad. También podría haber un sentimiento de desesperanza, un síndrome de privación-frustración que aparece en la parte interior como la agresión autodirigida y en el exterior como apatía y abandono. Puestos a elegir entre una situación de violencia en ebullición o una sociedad en estado de hibernación y apática como reacción a un estado de grandes necesidades y depresión, no cabe la menor duda que la clase dominante preferirían esto último. Prefieren la gobernabilidad a enfrentarse con problemas anárquicos y procesos de desestructuración. Aman la estabilidad. De hecho, la principal manifestación de la violencia cultural de las elites dominantes es culpar a las víctimas de la violencia estructural y acusarlas de agresoras. La violencia estructural puede hacer transparente la violencia cultural.

(154-5)

Sin embargo, la imagen de estratos de la violencia no define la única cadena causal en el triángulo referido. Existen vínculos y flujos causales en las seis direcciones, y los ciclos de conexión entre las tres categorías de la violencia pueden comenzar en cualquier punto. Esta es una buena razón por la cual el triángulo a veces puede ser una imagen mejor que el modelo de estratos en tres niveles. 

Los africanos fueron capturados, y trasladados a través del Atlántico para trabajar como esclavos; millones murieron en el tránsito, ya sea en África, a bordo de los buques que los transportaban, o ya en el continente americano. Esta violencia directa se filtra en todas las direcciones transformándose en una masiva violencia estructural y cultural en forma de ideas racistas. Después de un largo recorrido este tipo de violencia física se olvida, la esclavitud se prohíbe, transformándose en dos nuevos tipos de violencias: la “discriminación” fruto de una violencia estructural masiva y el «prejuicio» resultado de la violencia cultural incisiva y profunda. En esta metamorfosis el saneamiento del lenguaje, por su parte, implica también un tipo de violencia cultural.

(156)

¿Podría haber todavía un estrato más profundo en la naturaleza humana, con capacidad para la transmisión genética o, por lo menos, a la transferencia de una cierta predisposición natural para la agresión (violencia directa) y la dominación (violencia estructural)?

(157)

Ejemplos de violencia cultural 

Vamos a abordar ahora la relación de los seis dominios culturales mencionados en la introducción - la religión, la ideología, el lenguaje, el arte, las ciencias empíricas y las ciencias formales – utilizando para ello uno o dos ejemplos de violencia cultural en cada dominio. La lógica del sistema es simple: identificar el dominio cultural y mostrar cómo este puede ser utilizado, empírica o potencialmente, para legitimar la violencia directa o estructural.

(158)

Religión 

En todas las religiones existe algún lugar sagrado, das Heilige; al que nosotros llamamos Dios. Se puede hacer una distinción básica entre un Dios trascendente situado fuera de nosotros y un Dios inmanente dentro de nosotros. El judaísmo de la Torá, fundado hace casi 4000 años, entendía a Dios como una deidad masculina que reside fuera de la Tierra. Una idea catastrófica; un caso claro de trascendentalismo como una metáfora, con no pocas consecuencias, que ha calado en otras religiones semíticas occidentales, además de en el Cristianismo y el Islam. Con Dios fuera de nosotros, como Dios, incluso por encima («Padre nuestro, que estás en los cielos») no es inevitable pero, de hecho, es probable que algunas personas sean vistas como más cercanas a ese Dios que otras, y por tanto, incluso como superiores

(158)

Dios elige

Y le deja a Satanás

Con estas consecuencias

Seres humanos.

Hombres. Su gente. Blancos.

Clases superiores. Creyentes auténticos.

Animales, plantas.

Mujer. Los otros.

Personas de color. Clases inferiores. Heréticos, paganos.

Evolucionismo, ecocidio.

Sexismo.

Quema de brujas.

Nacionalismo. Imperialismo. Racionalismo. Colonialismo. “Clasismo”, explotación.

Meritocracia, inquisición.

Un concepto inmanente de Dios, esto es como Ser que reside dentro de nosotros, haría de tal dicotomía un acto contra Dios. Con un Dios trascendente, sin embargo, todo esto vuelve a ser significativo.
(159)


Las clases altas, las que se situarían más cerca de Dios han sido tradicionalmente tres grupos: el Clero, por la razón obvia de que poseían una capacidad especial para comunicarse con Dios; la Aristocracia, en particular sobre la base del rex gratia dei; y los Capitalistas, en la medida en que consigan el éxito. Las clases bajas y los pobres también fueron elegidos, y pueden incluso entrar en el Paraíso (el Sermón de la Montaña), pero sólo en la otra vida. Los seis elementos juntos constituyen el núcleo duro del Judaísmo-Cristianismo-Islam, que pueden ser suavizado al renunciar a algunas posiciones a través de un concepto más inmanente de Dios, como el preconizado en cada caso por el sufismo, Francisco de Asís o Spinoza.

(Negrillas y cursivas del Bloguero)

Un ejemplo contemporáneo podría ser las políticas de Israel respecto a los palestinos. Los Elegidos tenían una Tierra Prometida Eretz Israel. Su conducta es la que cabe esperar en ellos, un tipo clásico de violencia cultural, en la que se dan los ocho tipos de violencia directa y estructural antes descritos. Se producen muertes; hay privación de los medios materiales a los habitantes de Cisjordania; existe una des-socialización fruto de la implementación de una ciudadanía de segunda clase para los residentes no-judíos del Estado teocrático de Israel; hay detenciones, expulsiones individuales y la permanente amenaza de una expulsión masiva.

(159)

 Para algunos, que se centran en los modelos de violencia hitleriana o el exterminio estalinista, no existe tal violencia de masas, lo que es prueba del carácter humanitario del proceder israelí. Tales perspectivas son también ejemplos de violencia cultural y de los estándares morales de este siglo.

(160)

Ideología

. Las líneas ya no pueden ser trazadas entre Dios y los Elegidos, y los no-Elegidos y Satanás. La modernidad rechazaría a Dios y Satanás, pero podría exigir una distinción entre los Elegidos y los no-Elegidos; llamémosles el Yo y el Otro. Arquetipo: el nacionalismo, con el Estado como el sucesor de Dios

Cuando al Otro no sólo se le deshumaniza sino que se le cosifica, privándosele de toda humanidad, el escenario está listo para cualquier tipo de violencia directa, de la que se culpa a continuación a la víctima. Esta violencia se ve reforzada por la clasificación cultural de: peligrosos, bichos, o bacterias (como describió Hitler a los judíos); de enemigo de clase (como Stalin describió los kulaks); de perro rabioso (como Reagan describió Gadafi); de criminales maniáticos (como algunos expertos en Washington describen a los terroristas). El exterminio se convierte en un deber psicológicamente posible. Los guardias de las SS se convierten en héroes celebrados por su compromiso

(160)

Estos tres supuestos – todos ellos basados en distinciones atribuidas al género, la raza y la nación, y que quedan fijados al nacer, son difíciles de mantener en una sociedad orientada al logro. Si la sociedad moderna es una meritocracia, consecuentemente, negar el poder y el privilegio a los de arriba es negar el mérito.

(160)

El Estado fue creado para mantener las Fuerzas Armadas, y no al revés, como Krippendorff mantiene. Pero el Estado también puede ser visto como uno de los sucesores de Dios, heredero del derecho de destruir la vida (ejecución), si no del derecho a crearla. Muchos también consideran que el Estado tiene el derecho de controlar la creación de la vida, ejerciendo una autoridad superior a la de la mujer embarazada.

[negrillas del bloguero]

(160-1)

Si combinamos el nacionalismo con importantes diferencias entre el Yo y el Otro, y el estatismo con el derecho e, incluso, con el deber de ejercer un poder último, obtenemos la sombría ideología del Estado-Nación, otra idea catastrófica

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 Si el sentimiento anti-abortista tuviera realmente sus raíces en un sentido de lo sagrado del feto (horno res sacra hominibus), entonces la gente pro-vida tendrían que ser pacifistas; estarían en contra de la pena de muerte, y se indignarían con los altos niveles de mortalidad de los negros en los EE.UU. y otras partes del mundo. Por supuesto, la prioridad de elección de los que optan por el aborto es otro tipo de violencia cultural basada, en este caso, en una negación de la vida del feto como un ser humano, por lo que el feto es una cosa

Idioma

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Arte

 Lo más característico del déspota oriental fue la insensibilidad y la arbitrariedad. Mataba igual que hacía el príncipe europeo, pero gobernaba sobre la base de su propio capricho, no en base a la ley. Sexualmente disfrutaba de un acceso ilimitado (harén) mientras sus coetáneos europeos solo podían violar campesinas por la noche y a escondidas. Lo mismo hicieron los musulmanes, no limitados por la monogamia cristiana.

(163)

La ciencia empírica 

Ciencia empírica : EL LIBERALISMO (edición del bloguero)

Esta doctrina establece que cada país debe entrar en el mercado mundial con los productos que dispongan una ventaja comparativa sobre otros productores en términos de factores de producción. 

En la práctica esto significa que los países bien dotados de materias primas y mano de obra no cualificada tienen que basar su economía en su extracción, mientras que los que están bien dotados de capital y tecnología, mano de obra especializada y personal científico, son los encargados de su procesamiento.

Por lo tanto, la doctrina de la ventaja comparativa sirve como justificación ahora para una división del mundo en términos que se aproxima mucho al nivel de manufactura de sus exportaciones

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 Por supuesto, no hay ninguna norma, legal o empírica, en el sentido de que estos no pueden hacer algo para mejorar su modo de producción de acuerdo con los estudios realizados por el economista japonés Kaname Akamatsu [Referencia: http://rabida.uhu.es/dspace/bitstream/handle/10272/9241/Kaname_Akamatsu.pdf?sequence=2 ].

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En resumen, esta doctrina convertida en ley por la clase dominante se traduce en una porción de la violencia cultural enterrada en el corazón mismo de la economía [Negrillas del Bloguero]

(165)

Ciencia formal

Cosmología

Cambiar el código genético cultural parece al menos tan difícil como cambiar el código genético biológico. Por otra parte, incluso si fuera posible una ingeniería cultural, esta podría adoptar una forma de violencia tan problemática y sutil como la ingeniería genética está demostrando provocar. Es más, en el supuesto de que se pretendiese no dejar pasar la oportunidad, la clase dominante, los que tienen el poder y el privilegio, serían los que la tendría que poner a prueba.

(166)

Gandhi y la violencia cultural

¿Qué tiene que decir el propio Gandhi acerca de estos problemas difíciles, abierto como estaba a la exploración de alternativas tanto a la violencia directa como a la estructural? Su respuesta fue reproducir, desde su ecumenismo, dos axiomas que en cierto sentido resumen el gandhismo: la «unicidad de la vida» y la «unicidad de medios y fines». Del primero se desprende el segundo si se supone que no hay vida, y en particular que no hay vida humana que se pueda utilizar como un medio para un fin. Si el fin es la vida, a continuación, el medio tiene que ser mejorarla

(166-7)

No es lo suficientemente bueno iniciar largas secuencias socioeconómicas que conduzcan al desarrollo o la revolución, la inversión en la industria o el proletariado industrial. Los medios deben ser buenos en sí mismos, no en términos de fines distantes, como lo demuestran los millones sacrificados en los altares de la industrialización en el nombre del crecimiento/capitalismo y la revolución/socialismo. La justificación derivada de la confirmación empírica de que funciona, se rechaza cuando entra en conflicto con otro principio más relevante o importante

Las diferencias entre el Yo y el Otro pueden ser utilizadas para justificar la violencia contra las personas en una posición más baja en la escala del mérito; cualquier cadena causal puede ser utilizada para justificar el uso de medios violentos para obtener objetivos no violentos. Gandhi sería tan escéptico de las ideas marxistas de la revolución y el trabajo duro, de sacrificar una o dos generaciones por obtener una presunta felicidad el día de mañana, como lo sería de las ideas liberales/conservadoras del trabajo duro y el espíritu empresarial, del sacrificio de una clase social o dos para la dicha de las clases altas, incluso hoy en día.

La conclusión alcanzada por Gandhi a partir de estos dos axiomas pasaba por el reconocimiento y respeto sagrado de cualquier vida (de ahí su vegetarianismo) y la aceptación del precepto «cuida de los medios y los fines se cuidarán de sí mismos»

...

Arquetipo: La rueda budista donde los elementos del pensamiento, palabra y acción, tienden a estar en el mismo nivel de prioridad, no una pirámide cristiana con más énfasis en algunos sobre otros.

(167)

Conclusión 

La violencia puede comenzar en cualquier vértice del triángulo formado por la violencia estructural, cultural y directa, y se transmite fácilmente a las otras esquinas del mismo.

Estando institucionalizada la estructura violenta e interiorizada la cultura violenta, la violencia directa también tiende a formalizarse, convertirse en repetitiva, ritual, como una venganza.

Este sistema triangular de la violencia debe ser contrastado mentalmente con uno similar para la paz, en el que la paz cultural engendre la paz estructural, lo que se traduce en relaciones simbióticas, equitativas entre los diversos socios; y la paz directa se manifieste en actos de cooperación, amistad y amor.

Podríamos estar ante un triángulo virtuoso en lugar de vicioso, que, además, se auto-refuerce.

Este triángulo virtuoso se obtendría mediante el trabajo simultáneamente en sus tres vértices, al mismo tiempo, no asumiendo que un cambio esencial en uno dará lugar automáticamente a cambios en los otros dos.

 Si la cultura es relevante para la violencia y la paz, y sin duda lo es, entonces sólo una mente dogmática la excluiría de los innumerables estudios tan penetrantes como tenaces dedicados a los diversos aspectos de la violencia directa y estructural. Lo único que es nuevo es que el campo se abre para los nuevos ámbitos de competencia, tales como las humanidades, la historia de las ideas, la filosofía, la teología. En otras palabras, una invitación a nuevas disciplinas para unirse a la búsqueda de la paz, y para los investigadores establecidos en esos campos para rediseñar sus investigaciones con nuevos fines.

...

. Hoy el campo está dividido entre las humanidades de civilizaciones superiores y la antropología cultural de las inferiores; con algunas áreas específicas como la filosofía, la historia de las ideas y la teología

(168)






Apartes de:

GALTUNG, Johan. La violencia: cultural, estructural y directa. Cuadernos de estrategia, 2016, no 183, p. 147-168

en https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5832797.pdf.


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