miércoles, enero 31, 2007

“EMPATE NEGATIVO” II, URIBE II: ¿NEGOCIACIÓN REAL II?



(texto-homenaje a “Arturo Alape”, fallecido a principios de Octubre del 2006)
El Concepto
La expresión “empate militar negativo” se extendió en Colombia a partir de las reflexiones sobre lo que sucedía en la guerra Salvadoreña pues allí se dieron diversas situaciones a fines de los 80s: Más de la mitad del territorio salvadoreño estaba en manos de la suma coordinada de sus guerrillas expresada en el Farabundo Marti para la Liberación Nacional FMLN con todas las implicaciones para el manejo de la economía nacional, para la credibilidad del estado regentado desde la capital San Salvador. Pero ello se enfrentaba al numero (“la masa”) de efectivos del ejército oficial, a su reforzado poder de fuego, al apoyo norteamericano, entre otras, lo que hizo que tras una serie de ofensivas lanzadas por el FMLN, especialmente la “final” de 1989 sobre la capital, adquirieran la comprensión de que no triunfarían, resumida por Rubén Zamora el vocero de una expresión política del FMLN así:(subrayados míos: s.m.)"...no existe una salida militar al conflicto, el ejército demostró que no puede derrotar a los guerrilleros y tiene que enfrentar un fuerte movimiento guerrillero. Sin embargo por otra parte se demostró a los guerrilleros que no existe la posibilidad de insurrección porque las masas, los aldeanos no tienen una actitud insurrecionista, por consiguiente no existe la posibilidad de que la guerrilla pueda derrotar al ejército, yo creo que la única opción racional y realista que tenemos en este momento es tener negociaciones. Hay que buscar una salida política negociada" (Bejarano, 1995: 113-4) que llevaron a Tirios y Troyano a aceptar que había un “empate”.

Para el caso Colombiano, Bernardo Gutiérrez el máximo comandante militar de las guerrillas del Ejército Popular de Liberación EPL, en 1991 resumió así la postura: (s.m.) "Militarmente debe aceptarse entonces la fórmula elegante que utilizan los politólogos sobre la vigencia del 'empate negativo'. Es decir, la imposibilidad de una victoria total de uno de los bandos, pero, con el poder fundamental ejercido por uno de ellos, en este caso el gobierno. Que la guerrilla sea evidentemente un factor de peso para influir en un buen margen de desestabilización no conduce necesariamente a fijar un punto clave que aumente la capacidad estratégica" (Gutiérrez 1991: 35). Pero, si bien estamos de acuerdo con el aparte del ex-comandante del E.P.L. en torno a que "el poder fundamental" era ejercido a nivel militar por el Gobierno a través de su Ejército, la visión del "EMPATE" –promovida, es cierto, por los politólogos y recogida por los militares, especialmente los guerrilleros (...)- no es fácilmente asimilable: Un empate es "la obtención del mismo número de puntos", "la obtención del mismo numero de tantos los contrincantes en un encuentro" y esto es bastante difícil máxime con el reconocimiento que Gutiérrez hacía de "el poder fundamental" o la superioridad del "contrincante" y todos sabemos que un "contrincante" con el poder fundamental o superior, en cualquier tipo de juego, así sea el horripilante de la guerra, generalmente derrota a su adversario, a no ser que el otro, desarrolle tal "poder fundamental" que pueda estar en condiciones, ahí si, de "Empatar". Pero eso es así, para una “guerra regular”, es decir aquella donde hay delimitación de territorio propio y enemigo, organización para el combate con fuerzas de maniobra, apoyo de fuego y apoyo logístico, así como el uso de uniformes e insignias definidos (casi una “guerra clásica”) y no para una “irregular” como la nuestra donde se niegan las características anteriores primando el factor sorpresa y donde la superioridad numérica y de apoyo de fuego se neutraliza con la flexibilidad y versatilidad no presentándose necesariamente combates decisivos. Léase “no hay Batallas”...en la forma como los civiles las entendemos

Si entendemos lo anterior, podemos recordar como el ejercito Colombiano derrotó, por ejemplo, militarmente (destruyó y aniquiló la fuerza armada del adversario) al ELN en 1973 pero esta agrupación sigue existiendo. Para el caso de las FARC no se tiene un dato histórico concreto que pueda ubicarnos dentro de un contexto de “derrota militar”. Tal vez se olvido que la guerra irregular –como la nuestra- no es solamente un enfrentamiento militar sino un combate que involucra la sociedad en general, que es a largo plazo y de una relativa baja intensidad militar

La polémica en torno al término se ha extendido a lo largo de los años. En aras del espacio sólo recordaré algunos apuntes. Hacia 1993 por ejemplo, mientras Reyes (1993) planteaba que “La reacción adaptativa de uno y otras ante la suspensión de las conversaciones de paz ha sido volver a las estrategias militares, con la esperanza de regresar a la mesa de negociaciones en mejores condiciones de fuerza que antes, y, si es posible, que el adversario. A pesar de las ilusiones creadas por mayores presupuestos y tecnologías de guerra más eficaces, permanece inalterado el hecho de que existe una situación de empate militar negativo entre las guerrillas y las fuerzas armadas, en cuanto ninguna parte puede derrotar a la otra. De alguna manera hay un circulo vicioso entre la insurgencia armada y la contrainsurgencia, cuya única posibilidad de ruptura es una negociación política.”. Tres años después, mientras Pizarro (1996) en su libro “Insurgencia sin revolución” (titulo que implícitamente se asocia al “empate”...) defendía abiertamente ésta tesis para describir la correlación de fuerzas que caracterizaba el último lustro; Pero Rangel (1996) planteaba que (s.m.) “Para el establecimiento la derrota del adversario debería ocurrir cuando, mediante acciones contundentes enmarcadas en una estrategia general y de largo alcance, logre cambiarle a la guerrilla la percepción que ella tiene del desarrollo estratégico del conflicto, le reduzca sus expectativas de crecimiento militar, le frene su ritmo de expansión territorial, le propine golpes de gran efecto demostrativo y le arrebate sus áreas estratégicas desde el punto de vista militar y económico. Como consecuencia de todo esto, el Estado podría someter la guerrilla a su voluntad, aún sin aniquilarla, lo que equivaldría a derrotarla primero, para obligarla a negociar después. Desde esta perspectiva debemos convenir entonces que es posible derrotar a la guerrilla incluso en el terreno militar y que no existe, en consecuencia, ese mentado empate militar negativo”…”Pero, para ser rigurosamente lógicos, también debemos aceptar que contra la tesis del empate militar negativo es igualmente concebible una posibilidad hipotética de victoria de la guerrilla, en los términos limitados y relativos que hemos descrito en relación con una eventual victoria del Estado sobre los grupos guerrilleros” (s.m.). Y referenciando el caso Salvadoreño, el autor, lo equiparaba con un hipotético “triunfo” guerrillero. Lo curioso es que desde que se negoció la paz en ese país –en medio del aceptado empate- el FMLN, ya en la legalidad, nunca ha detentado el poder gubernamental. (...)

De eso hace pues, 10 años, una década. Una década o si se quiere 15 años. 15 años en los cuales las palabras de Gutiérrez siguen, exacta y absolutamente vigentes: el poder fundamental sigue, como lo veremos, en manos del ejército, pero la guerrilla continúa sin ser derrotada.

Contexto
Durante varias décadas las fuerzas armadas colombianas caminaron entre un discurso ubicado dentro de la guerra regular y la realidad asociada a una guerra irregular.(Torres, 2006:4) (Santos P, 2002) Una muestra de ello es que en los 70’s mientras el discurso todavía se asociaba mas a la primera que a la segunda, en el Magdalena Medio (Medina, 1990), Coroneles-Troperos, se encargaban de desarrollar el decreto de los 60s que facilitaba las autodefensas, las cuales se desarrollarían hasta llegar a “las autodefensas” que conocemos hoy. ([1])

Lo anterior hace parte de un escenario paralelo y es el desarrollo de la teoría de la seguridad nacional (Lefranc, 2005) que orientaba ideológicamente las dictaduras del Cono Sur-Americano y que tuvieron su clara influencia en el Estatuto de Seguridad Nacional el cual desarrollaría el gobierno nacional del período 1974-1978; en los 80`s ésta devino en la teoría del Conflicto de Baja intensidad (Salazar, 1991), que se daría especialmente en los conflictos centroamericanos, y cuya expresión teórica fueron los documentos Santa Fe 1 y Santa Fe 2, siendo su expresión práctica la contra nicaragüense y especialmente “los paramilitares” que masacraron buena parte de los indígenas guatemaltecos, por su relación con la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca URNG, así como los paramilitares Salvadoreños que se ven claramente en la película de Oliver Stone que lleva el nombre de este país .

La llegada al “Empate”
Muy rápidamente recordemos como las guerrillas colombianas –en especial las FARC- nacieron en los 60’s con una concepción de defensa de territorios (para e EPL “liberados”) que la dinámica misma de la guerra les demostró errónea, pasando de los destacamentos móviles a los frentes en los 70’s, expandidos especialmente a fines de esa década.

En estos años, cuando los guerrilleros ni siquiera aparecían uniformados ante los medios, cuando seguramente para muchos seguían siendo “los muchachos” (Cárdenas-Duarte, 2001), en medio de la dualidad de enfoque de la guerra entre regular e irregular citado, se daba dentro de las fuerza armadas institucionales otra dualidad expresada en una subestimación del adversario militar (Torres, 2006: 6) y un sobredimensionamiento del adversario civil acorde con las teorías relacionadas atrás. Pero lo más importante dentro de la subestimación fue el pensar que el desarrollo de la teoría militar estaba sólo en manos de los militares institucionales y su imprudente desconocimiento de la posibilidad de que “otros militares”, desde las guerrillas mismas, tuvieran, como lo leeremos, no sólo acceso teórico sino desarrollos prácticos de dichas teorías: tal cual lo entenderían terriblemente años después.

Con una mentalidad todavía ubicada en las pequeñas organizaciones bandoleras destruidas en los 50’s y 60’s, a fines de los 70’s la unidad básica del ejército para estas operaciones era el pelotón contraguerrillero compuesto por 30 hombres. Con ellos, por ejemplo enfrentaron con dificultades las acciones del M-19 y las FARC en Caquetá entre 1980 y 1984 (Alape, 1993: 73). Un curioso análisis hecho por el predecesor de Carlos Pizarro en la comandancia del M19, Álvaro Fayad hacia 1985-86 planteaba que “...no es cierto el argumento de los militares de que el ejército no derrota la guerrilla, pero que la guerrilla tampoco derrota al ejército. Eso es falso, nosotros si nos sentimos capaces de derrotarlos.” (Behar, 1986: 245)

Al iniciar los 80’s, las “conferencias” de las FARC, en especial la 7ª de 1982, y la de 1985 (que llamaron “Pleno”); las llevan a dos escenarios claves para entender la dinámica posterior del conflicto, la primera es la decisión de partir al país en dos, muy dentro del modelo de la guerra fría que en los 40s había partido a Alemania en dos; en los 50`s Había partido a Corea en dos, y en los 60’s lo había hecho con Vietnam –recordando que posteriormente los comunistas habían logrado unificarlo bajo su égida-también en dos, sin nombrar otros ejemplos en el planeta; esa decisión tomaba como base controlar la cordillera oriental, y, especialmente llegar a controlar a Bogotá, de allí que llegaran a existir, posteriormente, casi 10 frentes en sus alrededores cundinamarqueses; y la segunda, la decisión de convertirse en Ejército, en “Ejército del Pueblo EP”, lo cual implicaba una clara intención de dejar de ser una o unas “guerrillas” a tratar de ser un nivel militar mayor a estas: un ejercito (Arenas, 1984) tal cual el que habían logrado construir las guerrillas salvadoreñas para las ofensivas “Finales” citadas...

Tal concepción, la de pasar a un "nivel operativo" superior, era compartida por las otras fuerzas guerrilleras, se dice que su pionero, caracterizado por la “audacia suicida” ([2]) fue Jaime Bateman, el fundador y comandante general del EME. Al respecto el hoy senador Navarro reflexionaba (s.m.): "Fue siendo hecho de manera consistente por el M-19, el tamaño de los grupos operativos, el uso de técnicas que no se utilizaban en la guerrilla como las ingenierías, el armamento con fusil de todos los guerrilleros, la introducción de elementos artilleros, etc., la regularización de formaciones, todo eso fue siendo exitosos prácticamente, pero fue encontrando limitaciones estratégicas…" (Alape, 1993:71) Pero como anota William Ramírez: “Los operativos de Florencia, Corinto, Miranda, Yumbo, realizados con gruesos contingentes de luchadores, de manera abierta y sobre centros urbanos importantes, desconcertó al ejército acostumbrado al convencional accionar guerrillero de pequeñas partidas en zonas de difícil acceso. El M-19 no comprendió que ese desconcierto pronto daría lugar a una readecuación de las repuestas oficiales al nuevo tipo de amenaza y, con ello, al regreso del equilibrio tradicional entre ejército y guerrillas donde, a la iniciativa táctica de estas últimas, se enfrenta la iniciativa estratégica del primero” (Ramírez, 1989: 50) Tal cual lo veremos.

La primera tregua fue, como lo han reconocido sus protagonistas: una táctica de paz en medio de una estrategia de guerra (Parra, 1996), lo cual facilito que entre 1984 y 1991 los frentes guerrilleros –supuestamente en tregua- se hubieran duplicado (especialmente los de las FARC), es decir, hubieran desarrollado los planes que tenían desde antes de la tregua. Todo ello a costa, por cierto, del proyecto político que auspiciaron, el de la Unión Patriótica, y el cual puso casi 3000 muertos en medio de esta combinación irresponsable de formas de lucha.

Si en los 70’s, habían nacido las autodefensas, en los 80`s se dio su expansión a partir de su relación con los narcotraficantes, especialmente con la red formada por Rodríguez Gacha ([3]), y a partir de situaciones como la presentada en Enero de 1983, cuando “en el editorial del periódico de las FFAA, Landazabal se adelantaba a la publicación de la Procuraduría que implicaba 59 militares activos con el MAS, entre ellos 2 coroneles, 4 tenientes, 3 capitanes, 1 mayor, seis sargentos, 7 cabos, 1 dragoneante del Ejército así como 2 sargentos y tres policías de la Policía Nacional y de una manera u otra llamaba a cerrar filas, al "espíritu de cuerpo" de esta institución frente al informe. Del Muerte a Secuestradores MAS, ya se sabia su asociación con el narcotráfico, con latifundistas y con sectores de extrema derecha civil” (Parra, 1996), una tras otra, hicieron que paulatinamente fueron llamados “para-militares”.

Pero, a fines de la administración Betancur, la concepción táctico - estratégica del ejército se replantea: "El decreto 2092 de 1985 delimitó e identificó los teatros de operaciones en el territorio nacional. Esto estimuló una reorganización del Ejército, que permitiera avanzar en su función operativa. Se crearon las divisiones ([4]), unidades mayores estratégicas, cuya jurisdicción correspondía grosso modo a los teatros de operaciones militares, con el propósito de contar con una instancia mayor de decisión y apoyo en las zonas mas afectadas por la violencia; de paso, se ampliaba la nómina de generales. En sus postrimerías, por medio del decreto 2157 de 1985 el gobierno Betancur creó un a fuerza elite anti-guerrillera compuesta por soldados profesionales" (Leal 1994, 54-155) Además de la reactivación de la famosa en otra décadas "acción cívico - militar", no sólo genero que las brigadas, las mas grandes hasta ese momento, pasaran a jugar un papel no más secundario sino más táctico tal cual lo demostró la creación de varias de ellas, no coligado con lo cualitativo, según el mismo autor. En términos del "teatro de operaciones o de combates" significó que las unidades contraguerrillas existentes, que operaban como "pelotones" de 30 hombres, se transformarán y a partir de entonces ya se operara con "compañías" de 150-200 hombres, o sea 5 o 6 veces mayores, he incluso da paso a "Batallones ligeros" de hasta 350 hombres...Más difíciles de “copar” por los insurgentes.

El M-19 había mantenido su táctica “El esquema nuestro conceptual, sigue siendo el mismo; grandes unidades concentradas, fuerzas de operación que no estén sujetas a ningún territorio, que tengan la capacidad de enfrentar al enemigo en cualquier situación, que no teman al cerco, que aprovechen el tiempo y el espacio dentro del escenario de guerra, con toda su riqueza que desenvuelvan operaciones hasta el final para condensar la victoria en toda su calidad" (Pizarro C, 1988:20)

Este cambio de escenario, desde el contrincante, originó replanteamientos en la forma de actuar y la contundencia de las acciones del EME, retomando las limitaciones citadas (subrayados míos)” Las limitaciones estratégicas, esencialmente, son las limitaciones que están en los principios de la guerra. Hay un principio que es el principio de masa que indica que para derrotar una masa de treinta hombres, necesitas una masa apreciablemente igual y entonces tu ventaja táctica, que te permitía victorias parciales, no te daba las condiciones de crecimiento para llegar a tener una masa de ejército guerrillero, equiparable como el que pudiera tener el ejército del gobierno. Todas estas reflexiones militares traídas de la propia experiencia, nos llevaron a la conclusión de que no había las condiciones que permitieran en el país, la entrada al ejército guerrillero del volumen de colombianos necesario para tener una masa en condiciones de derrotar al ejército contrario; que no había aparentemente las condiciones insurreccionales urbanas que habían balanceado esa experiencia en el caso Nicaragüense, por ejemplo” (71) "Entonces en el Cauca frente al batallón América ([5]), que era un batallón guerrillero, todas las unidades militares eran batallones. Para poder tener suficientes batallones para poder copar una zona, tuvieron que montar tres brigadas, por lo tanto las unidades a las que había que enfrentarse eran unidades de tamaño batallón de 350-400 soldados con una unidad de tamaño menor que era el batallón guerrillero; no había manera de tomar la iniciativa porque tu con un batallón de 300,350 hombres, no puedes derrotar, no puedes aniquilar -en términos militares-, a un batallón similar que además tiene refuerzos aéreos y terrestres entrando. Entonces en una zona que estaba entre di tú, Popayán y el límite del Valle le metieron 20 batallones, tres brigadas, fuerza aérea con helicópteros. Ante esta situación que fue igual también en la guerra salvadoreña, en otros escenarios, en otros volúmenes, llegó el momento en que la guerrilla no podía tener más la iniciativa. Inicialmente no podía tomarse un pueblo porque allí estaban los batallones y entonces, sin ser derrotada, perdía la iniciativa. Ahí está el principio de masa, que es un principio táctico para aplicar en una situación concreta una fuerza que no tenga iniciativa, siendo una fuerza insurgente, es una fuerza que poco a poco va perdiendo la, posibilidad de ganar."... “lo que queda en claro de toda esa experiencia, más que una derrota militar del M-19 o del Batallón América, o de la fuerza que comandaba Pizarro, era realmente la imposibilidad, digamos, en pequeño, en un área, en una región de enfrentarse a una masa superior exitosamente de manera permanente, si no había otros elementos" (Alape, 1993: 73-74) ([6]) Iguales procesos, similares experiencias y reflexiones las tuvo el EPL, según el hoy Consejero Presidencial Carlos Franco Echavarría (78-9) y ambas se extienden a la imposibilidad de replicar el esquema de la triunfante guerrilla cubana, en el sentido de construir una fuerza estratégica que generará una respuesta estratégica del ejercito, y, al hipotéticamente derrotarlo, desbalancear, estratégicamente, a su favor, la correlación de fuerzas El principio de masa citado y el contexto internacional hacían.”audazmente suicida” la idea (Alape, 1993,75).

A esto se agrega algo que se visualizo fundamentalmente después de la fractura histórica que fue para la izquierda insurreccional colombiana el Paro Cívico de 1977: El que la mayor parte de las y los Colombianos, se comportan esencialmente como “espectadores” frente al fenómeno de la violencia en general y de la política en particular la no solución de “...'el acertijo', que de un modo tan adecuado describía el destino de la revolución latinoamericana desde que las guerrillas fidelistas bajaron de la sierra maestra en 1959. se trataba de o 'las armas sin pueblo' o de 'el pueblo sin las armas'” (JG CASTAÑEDA: 1994), es decir que la posibilidad de involucrar masivamente a la población en la guerra, como lo soñó Bateman –al abandonar definitivamente la concepción Tupamara Urbana, derrotada, y trasladarse a la Salvadoreña...- en el momento de los gigantescos cargamentos de armas por el río Orteguasa, era una ilusión...

En la citada entrevista, Navarro explica como en Nicaragua lograron superar “la masa” institucional por la “insurrección popular” que se dio. Ello tiene que ver, a su vez, con un factor político militar más complejo, que en nuestro país trataron de implementar a través de los “Polos de Poder Popular” del ELN, y que el EPL en su etapa maoísta teorizara con las “Zonas Liberadas” pero que realmente se implementaría con las “Milicias Urbanas”(Guerrilleras o no) y es el de la posibilidad -en un país de ciudades como es Colombia después de los éxodos campesinos generados por “las violencias”- de generar “Contra poderes” frente al estado, que rompieran con la marginalidad selvática o paramuntana de estas guerrillas.

Esa reflexión de Navarro se aleja y ni siquiera habla del "Empate Militar Negativo"; por el contrario, reconoce implícitamente que desde el punto de vista militar de la insurgencia era imposible derrotar al ejército nacional, he incluso una relectura, nos podría dar pie a pensar que, al menos en el caso del M-19, sin haber esto sucedido aun, existía la posibilidad, por ese principio de masa, de ser, ahí si, derrotados paulatinamente. Pero regresando a la concepción de “guerra irregular”, cabe insistir en que “derrotados” no es lo mismo que “exterminados”, puesto que una fuerza militar puede haber sido derrotada como tal y, a pesar de esto, pequeñas unidades seguir actuando generalmente bajo modalidades, en el pasado “Bandoleriles” y, en el presente, “Terroristas”...

A propósito de estas apreciaciones, ya en Marzo de 1988 se traducía del francés y publicaba un polémico, característica en él, artículo de D. Pecaut. (1988) Allí aparecían alusiones al M-19 (“el M-19” “es probable que haya recibido una parte” de “El cultivo y el comercio de coca”...), pero existen apreciaciones más generales sobre el momento por el que pasaba el movimiento guerrillero: “Lo anterior (Las estrategias internacionales, militares y de financiación para su expansión con el narcotráfico) no significa que la guerrilla tenga capacidad para movilizar a la población en la cual se hallan presentes, para una verdadera guerra. En ciertas zonas donde están sometidas al fuego cruzado de las diversas guerrillas y de los militares y paramilitares, como (s.m.) el Cauca, su cansancio es a menudo manifiesto”...“No es tampoco evidente que los jóvenes de 14-15 años que componen una buena parte de los efectivos del M-19 estén en capacidad de ofrecer una resistencia prolongada a las fuerzas militares”...“...las guerrillas no tienen asegurado el sostén de la población que los rodea, para el caso en que las hostilidades se generalicen”.

Esta definición de la encrucijada, reafirma, pues el análisis que hacía Navarro varios años después y con la característica de que la guerrilla- la llamada a romper la situación...- decide romper y salirse de aquel "círculo vicioso político-militar"... que pretendió resolver, como ya lo dijimos, con el lema con el que nacieron. ([7])

La innovación del ejército colombiano, con el M-19 ya inactivado, fueron las Brigadas Móviles "nuevas unidades comandadas por un brigadier general, formada por soldados profesionales y tres batallones de contraguerrilla, equipadas con armamento ligero sofisticado y apoyados con helicópteros, destinadas a objetos geográficos con misiones especificas" (Leal Buitrago, 1994:161) que estrenaron contra la guerrilla aún activa, tal cual lo relata en su historia de vida, el excomandante del EPL Carlos Mario Franco: "En mayo de 1990 inauguraron en Córdoba la brigada móvil número 1 en acciones contra la fuerza nuestra y nos golpearon fuerte. Nosotros perdimos cuatro hombres, el resto eran milicianos y población civil que los militares hacían aparecer como combatientes. Bueno y como parte de las intimidades, de los primeros acercamientos que se dieron en la zona de Córdoba, la primera condición que nosotros colocamos para poder entrar en un dialogo fue que suspendieran el operativo de la brigada para las que las fuerzas nuestras pudieran concentrarse, esto se hablo con Pardo Rueda directamente, él se comprometió y al otro día pararon las acciones militares" (En “Daniel Tiempos de Guerra”, de Parra, Cardona, De Currea, 1996.)

Rafael Kerguelein, mas conocido como Marcos Jara dentro del E.P.L., comandante en Córdoba del sitio en el cual "estrenaron la móvil"...plantea varias cosas interesantes en la entrevista que le concedió a Villarraga y Plazas (s.m.). "La ofensiva de la móvil era una vaina nueva para nosotros. En ese momento teníamos doce secuestrados, estábamos en el plan de conseguir plata, habíamos comprado más de cien fusiles y los entramos antes del operativo de la móvil. Teníamos armamento, munición, todo lo que usted quiera. Yo estaba en Cartagena"... "Si yo hubiera estado en Córdoba, si al momento de acabarse la reunión ([8]) me hubiera dejado entrar, no se hubiera dado el operativo de la Brigada Móvil en Córdoba. Esa operación se les hubiera quedado en la cabeza."..."Entonces la móvil empezó a entrar. A mi me sorprendió la operación, yo decía: 'hombre aquí va a haber una ofensiva' pero yo no sabía nada de la móvil, ellos la estrenaron ahí"... "Entonces en esa ofensiva, ellos caen entre el Sinú y el San Jorge, la región de Tierradentro, todo esa región. Después van a caerle a los llanos del Tigre. Lo que hicimos, y ellos no se dieron cuenta, fue replegarnos hacia atrás y salirnos por los lados, porque íbamos a atacarlos por la espalda, de allá para acá, es decir, del sándwich Tigre hacia abajo y de abajo hacia arriba, les íbamos a hacer un 'sándwich'”..."Vinieron los acuerdos. A ellos los salvo el acuerdo, el lío fue de nosotros fue para que la gente desalojará las trincheras, las posiciones de combate, porque la gente ya estaba bien ubicada para empezar la contraofensiva. Ésa fue la verdad. Lo crítico del gobierno es que no solamente nos montó una versión sino que -a venido- utilizando versiones similares con la coordinadora. Ese es un elemento que entre otras cosas eleva el ego de la guerrilla y molesta y dificulta el acercamiento con la Coordinadora. En el caso nuestro, fue exactamente como lo estoy describiendo, o sea que si los acuerdos se hubieran tardado siquiera veinte días más, nosotros pasamos a la contraofensiva. (Villarraga-Plazas, 1994: 315-6)

Es decir que si bien el accionar de la Brigada Móvil No1 sobre el frente Guernica del E.P.L. genero un efecto difícil de cuantificar militarmente tampoco se puede hablar de una "derrota militar" ([9]).
Es pues éste el escenario donde se va a desarrollar el concepto de “Empate Militar Negativo”, más desde los politólogos que desde los militares guerrilleros, configurándose, a su vez tanto una justificación para la salida política, como una “salida digna” que acreditaría moralmente la desmovilización de las fuerzas guerrilleras. Sin quedar muy claro qué pesó más
[1] AUTODEFENDIENDOSE, No Dijo El General Yanine: Entrevista A Ramón Isaza, Jefe De Las Autodefensas Del Magdalena Medio /, Semana No. 761 (Dic. 1996)
[2] Carlos Ramón Gonzáles, ex comandante m19, conversaciones informales, Septiembre 2006
[3] “…Le creo, por ejemplo, que la guerra que le declaró El Mexicano a la Unión Patriótica, más allá de la utilización que de él y sus secuaces hicieron ciertos sectores que hoy apenas llaman a juicio dentro de las Fuerzas Armadas institucionales, desarrolladores de la teoría del Conflicto de Baja Intensidad (hija de la Doctrina de la Seguridad Nacional); más allá de ello, el origen fueron varias toneladas de cocaína que las FARC –creadora de la Unión Patriótica- les habían robado al Mexicano en laboratorios de las selvas orientales…No lo creo porque lo dijera Castaño, sino porque el mismo Mexicano lo dijo alguna vez, y porque otras fuentes han corroborado la versión…” en http://orlandoparrag2.blogspot.com/ “El Condenado Castaño” domingo, septiembre 10, 2006
[4] Realmente las divisiones habían sido creadas con la disposición 0017 del 16 de Noviembre de 1982 y se pusieron en marcha en Enero de 1983.
[5] Año 1986.
[6] A pesar de esto una buena caracterización de las innovaciones guerrilleras de los 80’s es la que hace Eduardo Pizarro: “...la debilidad de sus redes societales y el extremo nomadismo en su acción militar hacían de este movimiento en el plano militar, un grupo de características foquistas acentuadas. Incluso, sus acciones urbanas más audaces muchas veces los colocaron al borde del terrorismo...” Pizarro E, Opus Cit. Pág. 85.
[7] Según se dice, en el momento de las negociaciones:”al ejército en grueso no le preocupaba gran cosa el estado de guerra con el M-19 bajo Betancourt (después del fracaso de la toma del palacio bien entendido), poco le preocupaba ahora el estado de negociación con el mismo Movimiento. En el espectro guerrillero general, sus enemigos de cuidado son otros” Ramírez T, .ob.cit. Pág. 55
[8] Kerguelein o "Jara" se refiere a una de las primeras conversaciones sostenidas con el Consejero Pardo R.
[9] Las palabras de Jara y el tono de la misma, dejan en claro dos aspectos militares esenciales: 1o que el "factor sorpresa" -que para algunos vale casi el 50% de las acciones- lo poseyó el ejército, prácticamente hasta el final de la operación y 2o que el mando del frente se encontraba, también, prácticamente hasta el final, por fuera del área de operaciones, con las consecuencias que se desprenden de ello...

No hay comentarios: