En medio de una difícil coyuntura, con al menos 40 guerrilleros muertos por tres bombardeos en cinco días, las Farc han respetado la regla de que lo que pasa en Colombia en el campo de batalla no debe afectar la negociación en La Habana.
Pero es evidente que están doblemente golpeadas porque entre los muertos de esos ataques figuran dos jefes guerrilleros que pasaron por la mesa de diálogos: ‘Jairo Martínez’, jefe del frente 57 e integrante del Estado Mayor central, y ‘Emiro’, del frente 36.
“Entre operación y operación, la guerra se puede volver insoportable”, reconoce ‘Pastor Alape’, miembro del secretariado y uno de los cinco negociadores principales de la Farc con el Gobierno.
¿Eso quiere decir que puede llegar un momento en el que ustedes digan no aguantamos y hasta ahí llegue el diálogo?
No somos una organización exclusivamente militar; siempre hemos peleado el escenario político, pero llega el momento en que no podemos. ¿Y qué queda? Coger un fusil y decir: al fin y al cabo vamos a morir, pues hagámoslo con dignidad.
¿Lo que está queriendo decir es que, en un momento dado de la actual coyuntura, ustedes podrían responder con todo y escalar la guerra?
Nosotros no definimos cómo vamos a responder, todo nos lo va dando la dinámica que están imponiendo las Fuerzas Armadas. Pero estamos en un escenario complejo de guerra y se van a dar respuestas.
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En esta entrevista que ‘Alape’ le concede a EL TIEMPO en un apacible sitio de La Habana cercano a la sede de los diálogos, uno de los jefes de las Farc no oculta su mortificación por los resultados de la reciente ofensiva militar del Estado. El último día que vio a ‘Emiro’, uno de los guerrilleros muertos en los bombardeos, fue cuando dejó su lugar de guerra, en la selva del Chocó, para integrarse a la mesa de diálogos de La Habana como uno de los negociadores de las Farc.
“ ‘Emiro’ llegó al Chocó en el mismo helicóptero en que yo me embarqué. Fue el 4 de octubre (del 2014). Nos vimos 10 minutos y les explicamos a los guerrilleros y a las comunidades el proceso de paz”, relata ‘Alape’.
Aunque, en un momento difícil para el grupo guerrillero como este, las Farc habrían preferido no hablar con ningún medio de comunicación, ‘Alape’ da la cara.
En un hecho excepcional, los países garantes, Noruega y Cuba, les pidieron a las partes llegar a un cese bilateral definitivo del fuego pronto. ¿Cree que esta coyuntura puede impulsar ese cese?
Esa es nuestra aspiración. La voz más sensata que se ha escuchado es la de los países garantes, que dicen no más derramamiento de sangre, porque vieron que dos integrantes de la comisión de diálogo de las Farc murieron en ese proceso de dinamizar los diálogos allá (con los guerrilleros en Colombia). En eso estaban ‘Jairo Martínez’ y ‘Emiro’.
El presidente Santos también habla de un cese bilateral del fuego definitivo, pero las Farc hablan de una tregua bilateral, ¿por qué no definitiva?
Estamos hablando de tregua bilateral, de cese del fuego, de armisticio. Nosotros, en la figura como tal, tampoco nos vamos a amarrar. El país debe entender que no queremos que haya una gota más de sangre por efecto de la guerra.
¿Entonces están de acuerdo con el Presidente en que sea un cese bilateral del fuego definitivo, no indefinido?
No le pongamos enredos a la cosa. Si paramos esta guerra, el día que alguien le vuelva a poner la mecha, eso el país no lo aguanta. Me parece que el país está diciendo ¡paren! Nosotros entendemos que parar la guerra es desarrollo para el país. Claro, parar la guerra y ampliar la democracia, que la gente pueda manifestarse sin miedo a que lo silencien con la muerte.
Pero me está diciendo que las Farc están de acuerdo con un cese del fuego bilateral definitivo...
Nosotros queremos acabar el conflicto y construir un acuerdo de paz con justicia social.
Usted hace parte de la subcomisión del fin del conflicto. ¿Qué papel puede jugar en este momento esta subcomisión?
La subcomisión técnica es un escenario muy serio y muy esperanzador.
¿Por qué es esperanzador?
Porque están protagonistas de la confrontación. Gente que conoce el país, que sabe qué es un hecho de guerra, cómo se puede evitar o cómo hay cosas imposibles de evitar cuando las cosas toman un rumbo.
¿La subcomisión puede ser útil para superar este momento?
Por eso digo que es un escenario esperanzador. Hay muy buenas iniciativas, pero es un tema muy sensible porque están los militares ahí metidos y hay campañas en contra de su participación en la mesa. Es mejor mantener la confidencialidad.
La mesa tiene un refuerzo por el lado del Gobierno con la canciller, María Ángela Holguín, y el empresario Gonzalo Restrepo. ¿Cómo ven la llegada de la Canciller a la negociación?
La vemos importante desde que se le ponga responsabilidad, pero tenemos la preocupación de que sea para maquillar la mesa.
¿Cómo así que para maquillar la mesa?
Que se ponga una figura para resaltar la mesa, pero que en la construcción de los acuerdos se mantenga el mismo ritmo. Esperamos que la presencia de la Canciller permita el desenvolvimiento de la mesa, que no nos quedemos dos y tres ciclos en el mismo tema, sino que busquemos fórmulas para avanzar. Ella va a facilitar que otros países se vinculen y que de alguna manera se amplíe el número de acompañantes del proceso. Esa es la expectativa. (Lea: Lo que vendría tras fin del cese unilateral del fuego de las Farc)
La Canciller también tiene la tarea de conectar a las Farc con los estándares internacionales de justicia, un tema que lleva casi un año y no se resuelve. ¿Cuál es la fórmula de las Farc en este tema?
Creemos que la comisión de esclarecimiento de la verdad es el primer escenario para avanzar en este punto.
¿La comisión de la verdad antes de compensar a las víctimas?
Hay hechos de guerra con los que hemos afectado a la gente, pero no son una política de las Farc. Para no ponernos a defender que nosotros somos los buenos y los otros los malos, o viceversa, esclarezcamos. Y para eso es la comisión de la verdad. Tendrá que establecer los espacios para que la gente vaya y pida claridad sobre ciertos temas y llamar a los responsables. Hay unos sectores poderosos que incitaron, promovieron, financiaron y hasta planificaron la guerra. Toda esta gente va a ir a este escenario.
¿Si además de las Farc van empresarios, políticos, militares, en fin, y se decide que todos deben pagar una pena de reclusión, no necesariamente en una cárcel tradicional, las Farc aceptarían la reclusión en ese caso?
Si el país define en esa comisión que hay que buscar una fórmula de ir a un escenario de ese tipo, seguramente lo vamos a tener en cuenta. (Además: Unión Europea alista fondo para apoyar el posconflicto en Colombia)
¿O sea que no lo descartan?
No lo estamos descartando.
¿Ustedes lo que plantean es que sea la comisión de la verdad la que decida?
Siempre les preguntan a las Farc ¿van a la cárcel o no? La preocupación de nosotros es por qué, si estamos construyendo la paz, la única solución es de rencor, de venganza. ¿Es esa la fórmula para alcanzar la paz de Colombia?
¿Un perdón debería incluir también a los militares, a los empresarios o a esos políticos que se aliaron con los paramilitares?
Hay una situación concreta. Si aquí no va un guerrillero a la cárcel y mañana van a llevar al señor (Álvaro) Uribe, no se va a resolver el problema. Ese señor tiene incidencia, dinero, y ahí se va a generar otra violencia. Aquí tenemos que cerrar las heridas de todos, decir ‘reconciliación y vamos a reconstruir el país’. De lo contrario aquí no va a haber paz. No es llevando a la cárcel.
¿Está hablando de una fórmula de perdón y olvido?
No necesariamente es el punto final, porque no garantiza la verdad, la reparación y la no repetición. Pero en casi todos los procesos de paz del mundo los pobres piden verdad y los poderosos piden cárcel. En Colombia, con una confrontación tan larga, el escenario es complejo si no nos planteamos que paz es reconciliación y reconstruir el país.
Pero no hace eso muy vulnerable el proceso de paz? Pinochet, por ejemplo, estaba haciendo su vida muy tranquilo cuando un juez internacional ordenó su captura...
Para una persona que no quiera perdonar, ninguna pena es suficiente. Si mañana 'Pastor Alape' dice que va a hacer 20 puentes y van a ir los medios a ver cómo cargo madera y les organizo 20 puentes a los campesinos, van a decir: ‘¿Eso lo pusieron a hacer? No, ese señor debe irse es para la cárcel’. (Lea:250 kilos de explosivos acabaron el campamento del frente 29 de Farc)
¿Pero eso de trabajar para la comunidad podría ser una fórmula, según las Farc?
No, estoy dando opiniones.
Félix Antonio Muñoz, ‘Pastor Alape’, en La Habana, con Marisol Gómez, durante la entrevista que le dio a EL TIEMPO. Foto: Eliana Aponte
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Si usted viera al general Rito Alejo del Río —sentenciado a 25 años de cárcel por su complicidad en un asesinato cometido por paramilitares— haciendo puentes, qué pensaría?
Yo lo que quisiera es ver al general Rito Alejo del Río contando quién le dio las órdenes, estaba al servicio de quién. Eso es lo que necesita el país.
A propósito de esto, ustedes piden desclasificar archivos del Estado, de los militares. ¿Y los archivos de las Farc?
¿No los tiene pues el Ejército, no los cogió cuando el bombardeo a Raúl Reyes? Esa es una parte.
¿Y, en la Comisión de la Verdad, cuál va a ser la verdad de las Farc?
La verdad de cada uno sobre qué nos lanzó a tomar un fusil.
¿Y sobre los delitos que han cometido en medio de la guerra?
Vamos a hablar de los hechos, por qué se dieron, dónde estuvo la falla, el error. Eso estamos dispuestos a afrontarlo. Hemos dicho mucho que no vinimos a La Habana a intercambiar impunidades.
Hay un tema muy sensible para los colombianos, el de los secuestrados muertos en cautiverio. ¿Eso es para la comisión de la verdad o para el desescalamiento del conflicto?
No hemos abordado el tema, pero son temas que hay que esclarecer. Aquí se busca la reconciliación, y para eso necesitamos desnudarnos con la verdad para evitar demandas ante la Corte Penal Internacional.
¿Y cómo podría ser la reparación de las Farc?
Es complejo ponernos a decir cómo sería. A veces uno se acuesta y sueña, pero son sueños. Si yo me pongo a hacer interpretaciones el país no va a entender. No puedo abordar ese tema porque no lo hemos discutido en las Farc y mucho menos con el Gobierno. Tenemos las líneas generales que le he planteado. El compromiso nuestro es un acuerdo que realmente reconcilie a Colombia, que abra los escenarios de la democracia.
O sea, las Farc se comprometen a decir la verdad, a reparar, a la justicia, y Colombia abre su democracia...
¿Por qué no dejamos de decir las Farc? En Colombia, para lograr la paz, vamos a decir la verdad todos. Esto no es entre las Farc y el Gobierno, es el país el que necesita que se pare esta guerra y se profundice la democracia.
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Este es un momento en el que ‘Alape’ se exalta. Él, un hombre de apariencia serena, identificado por varias personas cercanas al proceso de paz como uno de los jefes de las Farc que junto con ‘Pablo Catatumbo’ impulsan el diálogo cuando la guerrilla se pone tensa en la negociación, tiene muchos reparos con los medios de comunicación.
“No estoy en contra de los medios. Son necesarios, pero en ellos hay gente que no contribuye. Andamos prevenidos. Por ejemplo, con los hechos del Cauca, uno encuentra gente diciendo: casi le ganamos a la competencia. ¿Cómo sobre la sangre se hace una competencia de cuál es el mejor posicionado en el país? Los medios tienen una responsabilidad grande. No necesitamos que digan que las Farc son unos angelitos, sino que digan la verdad”.
El problema es que Colombia se ha radicalizado frente a las Farc...
Porque siempre los medios dicen que las Farc son las malas y después de que se comprueba que no son las Farc no dicen ‘nos equivocamos’. El caso del collar bomba recuerda mucho esto. Se han generado muchos hechos dolorosos en estos 63 años de conflicto y eso nos debe llevar a la responsabilidad de decir: ensayemos otra fórmula. Ayer nos matábamos y la pelea hoy es quién va a la cárcel. ¿Qué expresión de grandeza estamos dando para avanzar? No es que digamos que no vamos a la cárcel. Es que uno en la selva está marginado. Nosotros hemos estado marginados.
La sensación del país es que a las Farc les cuesta reconocer sus errores. ¿Se pueden esperar otros gestos de arrepentimiento como el que tuvieron por la tragedia de Bojayá?
Por supuesto, si definimos la tregua bilateral. Lo de Bojayá fue un gesto que no nos reconocieron, lo de sacar a los menores de la guerra es otro, que no se ha dado porque esto necesita un protocolo. Lo del desminado es un gesto serio, pero no lo han reconocido.
Hablando de otro tema, ¿cómo ven la llegada del empresario Gonzalo Restrepo a la mesa?
El Gobierno tiene que ampliar más ese escenario porque hay gente que no nos cree. Valoramos la presencia del señor Restrepo. Le sirve a la mesa para que les explique a todos esos sectores que no creen que nosotros estamos dialogando con seriedad.
¿Entonces ven los nombramientos de la Canciller y de Restrepo como un gesto de paz del Gobierno a pesar de los bombardeos?
En la incoherencia del Gobierno vemos eso. El Gobierno dice una cosa y hace otra. Es una victoria militar (los bombardeos) y así es la guerra, pero el Presidente sabe que la guerra no subordina la política, es la política la que subordina a la guerra y cada acto de guerra debe analizarse en sus repercusiones políticas.
En ese sentido ¿qué significa para las Farc la llegada de Luis Carlos Villegas al Ministerio de Defensa?
El señor Villegas ha estado en varios procesos de paz. Creemos que puede agilizar temas en los que se enredan las cosas, pero tenemos claro que un Ministro de Defensa no actúa como rueda suelta. Lo que hace el señor Pinzón (hoy Ministro de Defensa) no lo hace porque tenga un poder por encima del Presidente, él lo orienta.
¿Ni siquiera han llegado a considerar que en esta coyuntura haya habido una insubordinación militar?
No. Hay mucho cuento de que estamos en una etapa preelectoral y que Pinzón cree que puede ser mejor candidato que Vargas Lleras.
¿O sea que ustedes todavía desconfían de Santos?
No desconfiamos, entendemos quién es el presidente Santos. Representa los intereses de los sectores poderosos de Colombia. Se le metió a la paz y creemos que quiere ser el presidente que pudo ayudar a resolver este conflicto. Creemos que podemos acordar cosas, venimos a jugárnosla y que no tengamos que esperar, como dijeron en Tlaxcala, que nos veamos dentro de otros 10.000 muertos.
Ustedes se quejan de que los presionan, pero Santos termina el mandato en el 2018. ¿No es mejor darle tiempo para implementar los acuerdos ya que se la jugó por la paz?
Eso no es tan fácil. Cada que abordamos un punto hay dos opiniones y a la gente se le dice que las Farc no quieren firmar la paz. Ahí dejamos las salvedades para que avancemos, hicimos ese esfuerzo. Cuando se dice que le pongamos tiempo a esto no hay buena intención. 63 años de conflicto no pueden resolverse en dos meses.
Pero ya este no fue un proceso de paz exprés, lleva dos años y medio...
Los más interesado en que esto termine pronto somos nosotros, por las comunidades que están a nuestro alrededor, por la gente que trabaja en la clandestinidad en situaciones tan complejas. Pero este no es un proceso de sometimiento a la justicia, sino de construcción de una paz seria, que nos garantice que va a ser infinita.
¿Y qué hacer con la opinión que presiona?
No puede ponerse tiempo al desarrollo de un acuerdo tras una guerra tan compleja. Es como decirle a un juez que tiene que presentar los resultados de la investigación en seis meses. Es lo que tienen que entender el país y los formadores de opinión. No es porque queramos prolongar, nuestra gente está en Colombia. (Lea:Desminado comienza en el municipio donde 'hay más minas que personas')
¿Ustedes reconocen que el secuestro les hizo daño a las mismas Farc?
Cuando tomamos la decisión de suspender esa práctica lo hicimos porque sabíamos que eso no se podía extender más. No es una práctica correcta.
¿Y qué es lo siguiente a lo que van a renunciar?
A tener menores de 17 años. Dios no lo quiera que el conflicto se agudice más y este escenario de diálogo se termine. Aspiramos a repotenciar la mesa. Es la esperanza de todo el país.
MARISOL GÓMEZ GIRALDO
Editora de EL TIEMPO
En Twitter: @MarisolGmezG
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En Twitter: @MarisolGmezG
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