sábado, noviembre 08, 2014

Rumores...y campañas electorales

El arte de difundir rumores
Angel Alayón *

en  http://www.saladeprensa.org/art1043.htm

Gabriela de Vásquez se resistía a creer lo que la voz en el teléfono le decía con tanta claridad: su esposo le era infiel desde hacía cinco meses con Julia, una atractiva compañera de trabajo. Eso explicaba los viajes y el trabajo hasta bien entrada la noche. Martín, según la voz, llevaba una doble vida. Gabriela no quería creer, pero se anidó en su pensamiento una pequeña duda que fue creciendo hasta lograr que la convivencia cotidiana con Martín fuera áspera, incómoda. Ella, al tiempo, decidió confrontarlo. Él lo negó todo. Ella dijo que sabía que negaría todo. Y la confianza se fue erosionando. Era cuestión de tiempo para que conflictos mayores hicieran su aparición. Dos años después de la llamada, la pareja introducía los papeles para el divorcio. Gabriela nunca estuvo segura de la infidelidad de Martín. Martín nunca entendió lo que sucedió pues, en verdad, nunca le fue infiel a su esposa.
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Recibe nuestras noticias diarias sobre periodismo y comunicación. ¡Únete a SdP en Facebook!La redes sociales (Twitter, Facebook) son medios fértiles para la divulgación de rumores. Allí hemos sido testigo de muertos que resucitan en horas, bancos que quiebran pero que en realidad están solventes, secuestrados que se enteran de su presunta situación cuando están tomando un tranquilo baño de playa con la familia y la lista podría continuar con temas de mayor sensibilidad política. Son rumores. Falsos. Pueden ser poderosos. Pueden destruir matrimonios, acabar con la carrera de un político o de un artista, quebrar instituciones financieras y ocasionar conmoción social. Y algo tan poderoso vale la pena tratar de entenderlo.
Cass Sunstein se ha especializado en estudiar el fenómeno de los rumores, esas especulaciones que se transmiten con rapidez y que son creídas por ciertas personas a pesar de que su contenido es falso y no existe evidencia concreta y directa que permita comprobar la veracidad de la información. En el libro Rumores (Debate), Sunstein trata de responder por qué hay personas que divulgan informaciones falsas y otras que las creen. La respuesta y sus implicaciones son de interés para el debate sobre la democracia y la libertad de expresión.
La probabilidad de que una persona crea un rumor depende de lo que pensaba sobre el tema antes de escuchar el rumor. Si usted cree que dentro de un partido político hay políticos corruptos y escucha el rumor de que un miembro de ese partido ha incurrido en actos de corrupción, es muy probable que usted crea en ese rumor. El rumor, aunque falso, será creíble en la medida de que las convicciones previas predisponen a la gente a creer. Como dice Sunstein: “Si usted es propenso a detestar a una figura pública, o de hecho, disfruta pensando las peores cosas de ella, tendrá motivos para pensar que los rumores perjudiciales sobre dicha figura son verdad incluso si rayan en lo increíble.” No procesamos la información de manera neutral. Nuestras creencias y prejuicios filtran y sesgan la información que recibimos.
Las convicciones previas no son el único motivo por el que podemos llegar a creer un rumor falso. Si un rumor es creído por un número suficiente de personas, otras empezarán a creer el rumor a menos que haya buenas razones para creer que el rumor es falso, plantea Sunstein. En materia de rumores, las creencias y el número de personas que le den credibilidad al rumor importa para su potencial de expansión. Experimentos demuestran que si una persona encuentra que la mayoría de un grupo al que pertenece sostiene que una determinada información es cierta, bien sea por conformismo o por presión social, la persona tenderá a alinearse con la opinión del grupo.
Las redes sociales —y en general internet— han facilitado la polarización de grupos. En palabras de Sunstein: “Cuando los miembros de un grupo tienen una suposición previa y oyen un rumor, las deliberaciones internas reforzarán la noción de que su creencia está en lo cierto.” Pero no sólo de que su creencia está en lo cierto: cuando estas comunicaciones se establecen entre personas que sostienen la misma creencia, los miembros del grupo terminarán con posiciones y opiniones muchos más extremas a las que sostenían originalmente. Los rumores pueden funcionar como pastores que conducen a los fieles a posiciones extremas, alejando a los miembros de la sociedad de posiciones más fáciles de conciliar en un sistema democrático.
Contrario a lo que algunos pueden pensar, refutar un rumor falso puede ser contraproducente bajo determinadas circunstancias. La refutación puede, al contrario de lo que se pretende, reafirmar la credibilidad del rumor entre los creyentes y lograr que muchas más personas conozcan del tema, amplificando el efecto original. Por lo que el dicho “No aclares, que oscureces” puede haber encontrado asidero empírico en los trabajos que sirven de referencia a Sunstein.
Las ideas de Sunstein implican que debemos tener la guardia alta en relación con la información que recibimos. Y, en este caso, la mejor defensa es comprender cómo la sicología —creencias, emociones y prejuicios— y las creencias de nuestros grupos de referencia influyen en lo que estamos dispuestos a creer.
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La llamada a Gabriela tuvo una mala intención: desestabilizar la vida familiar de los Vázquez. Y, en ese caso, el falso rumor lo logró. Fue un caso que conocí de cerca. He cambiado los nombres para proteger la identidad de los protagonistas… y evitar rumores.

* Angel Alayón es economista venezolano, director de la revista digital Prodavinci, donde publicó este texto que nos autorizó reproducir como su primera colaboración para Sala de Prensa.

jueves, noviembre 06, 2014

¿Para dónde va nuestra educación?


Así serán los colegios en el 2030

Expertos creen que en 15 años niños y jóvenes se formarán en aulas sin paredes.  Por:   |en http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/asi-seran-los-colegios-del-2030/14777408

Colegios sin ladrillos y sin cemento. Prelación del fomento de las habilidades personales por sobre otro tipo de capacidades.Maestros dedicados a orientar y a ser mentores, en cambio de presentarse únicamente como impartidores del conocimiento.Currículos personalizados y ceñidos a las necesidades particulares de cada estudiante. Presencia de un lenguaje global, en vez del nacional, en los salones de clase. 


Así, con estas diferencias radicales con respecto a la actualidad, 645 expertos mundiales del más alto nivel se imaginan que será la educación escolar en el 2030, de acuerdo con los resultados de una encuesta hecha hace poco por la Cumbre Internacional sobre Innovación en la Educación (Wise, por sus siglas en inglés).
Además de lanzar hipótesis sobre el futuro de la enseñanza escolar, dicha consulta buscaba dejar sobre la mesa una propuesta para renovar, por lo menos desde el punto de vista educativo, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, cuyo plazo se cumple el año próximo.
Y la iniciativa no se quedó ahí. Wise, reconocida por otorgar el que es considerado el ‘premio Nobel de la educación’, durante su cumbre anual en Doha (Catar) –este año se celebrará del 4 al 6 de noviembre–, incluyó en su encuesta los análisis de reputados comentaristas internacionales (sus intervenciones serán utilizadas en este artículo), quienes dan su opinión, inclusive, sobre aspectos de la educación que hoy no gozan de una aplicación amplia.
Este es, por ejemplo, el caso del big data, concepto que hace referencia al análisis, mediante complejos sistemas computarizados, de millones de datos para obtener información relevante sobre un tema en particular. El 95 por ciento, según la encuesta, coinciden en decir que el big data jugará un rol importante en la educación; de estos, la mitad afirmó que esta herramienta “cambiará el panorama de la educación”.
Otra pregunta que llamó la atención es la relacionada con la obtención de recursos para el funcionamiento de la infraestructura educativa. De acuerdo con Wise, “el sector público no tendrá el monopolio de la educación” y, en cambio, como lo afirmaron el 70 por ciento de los encuestados, la formación académica de los jóvenes será costeada por sus familias o por patrocinadores asociados a las compañías.
Uno de los proponentes de esta tendencia es Yasar Jarrar, líder joven global del Foro Económico Mundial. Él afirma que “una vez que la educación básica se ha completado –y debe permanecer bajo la responsabilidad del Estado–, los empleadores deberán pagar por la capacitación futura, toda vez que ellos son las entidades que obtendrán el mayor beneficio de esta, tanto para su propio éxito como para la estabilidad y sostenibilidad de sus sociedades.
Con él concuerda Vicky Colbert, la colombiana que en el 2013 ganó el Premio Wise, por su proyecto Escuela Nueva. Para ella, esta tendencia se mantendrá en nuestro país: “Creo que en la educación inicial y en la básica primaria y secundaria la responsabilidad principal de la financiación del servicio educativo seguirá estando en manos del Estado. Y ese servicio educativo será de calidad en la medida en que responda a las necesidades y características del mundo actual. En la educación superior, muy probablemente la familia seguirá teniendo mayor participación en su financiación”.
Un punto polémico de la encuesta, por la falta de consenso, es el referente al lenguaje que predominará en la enseñanza: 65 por ciento de los consultados dijo que el idioma utilizado en la educación no será más el local o nacional, pues será reemplazado por uno global (46 por ciento) o regional (19 por ciento).
El reconocido lingüista estadounidense Noam Chomsky considera que, contra las tendencias actuales, este nuevo idioma no tendrá que ser necesariamente el inglés. “Este idioma –opina Chomsky– ha sido un lenguaje global, particularmente desde la Segunda Guerra Mundial. Pero eso no era así antes. Esto refleja la sobrecogedora naturaleza del poder de los EE. UU. durante este periodo, pero ha ido declinando y es posible que nos encontremos con nuevos competidores para consolidarse como la lengua global para la ciencia, el comercio y otras interacciones. Dependiendo de lo que ocurra en el escenario internacional, es posible que a medida que la influencia china se expanda haya una influencia igual de su lenguaje en la globalización”.
Marta Isabel Camargo, directora del Departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad Nacional, disiente de Chomsky y considera que, por lo menos en el contexto colombiano, “esto iría en contravía de la identidad nacional, toda vez que los idiomas son un reflejo de la cultura y las costumbres de sus habitantes”.
Sin embargo, Camargo concuerda con el experto en decir que los idiomas de los países que ganen espacio en la economía global se abrirán paso en la educación. “Ya está ocurriendo con el mandarín, que, además de ser la lengua con mayor cantidad de hablantes, se está abriendo paso gracias al poder económico de China”, apunta Camargo, y agrega que prueba de ello es que hoy en día cada vez más estudiantes se interesan por aprender sobre este idioma, que cuenta con una buena oferta en las universidades colombianas.
Pero quizás el punto más destacable de la consulta de Wise es el que apunta a que una de las características principales de la educación del futuro será la innovación. Esto queda demostrado por la abrumadora mayoría (97 por ciento), que sostiene que “las escuelas implementarán métodos basados en nuevas aproximaciones a la enseñanza y los procesos creativos”.
“Usualmente, la gente piensa que para innovar solamente hay que gastar dinero y darle a todo el mundo una tableta: hay aproximaciones no tecnológicas muchísimo más importantes. Pueden ser muchas cosas: no organizar a los niños por edad sería una innovación social y pedagógica”, afirma John Mahaffie, cofundador de la Asociación de Futuristas Profesionales, en el estudio.
Sobre el Estudio
El informe fue realizado por la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (Wise, en inglés), que reúne a unos 15.000 sabios.
NICOLÁS BUSTAMANTE HERNÁNDEZ
Redactor de EL TIEMPO