viernes, mayo 22, 2009

RENUNCIA A ATOLONDRAR...

La poco difundida, pero incitadora "Renuncia de Reiser" (http://oparraacademicos.blogspot.com/2009/05/por-que-abandono-mi-catedrade-marius.html)([1]) me hace pensar en mis últimas dos renuncias: En el 2º semestre del 2006, renuncie a una consultoría en el Ministerio de Educación Nacional y en el 2º semestre del año anterior, 2008, renuncié, tras 11 años de ejercicio -no continuos- a la docencia en secundaria. En ambos casos el argumento central fue “mi salud mental está por encima de todo lo demás”…

Puede argüirse la salud mental, la emocional, o la espiritual como se quiera. Pensé en escribir una reflexión sobre el tema, pensé en Vasconi[2], pensé en Althusser[3], en los textos donde desnudan lo que era y es el “sistema educativo” especialmente ese formador de obreras y obreros que sigue siendo la secundaria pública. Pensé en el video o la película de The Wall. Tal vez lo urgente venció a lo importante. Esa es una lucha constante. Finalmente no escribí. Y éste texto apenas si pueden ser una reflexión a propósito de otra reflexión, la de otro renunciante, en otro país, en un muy lejano continente, pero a lo mismo: al sistema educativo, esta vez universitario.

Ese texto tiene una pregunta central que aborda pero no resuelve y un tema que lo transversa liza, pero al ser una breve carta pública, tampoco profundiza –tampoco lo harán estas notas-. La pregunta es CUAL ES LA FUNCIÓN DE LA UNIVERSIDAD y el tema es LA LIBERTAD.

Algunas personas piensan que la función de las universidades es formar buenos profesionales. No. La función de las universidades es direccionar países, sociedades, naciones enteras. Basta con mirar con atención el énfasis que hace un país en un área socio-productiva, y mirar con atención donde está el fuerte de sus universidades y entender la estrecha relación que hay entre uno y otro.

De igual manera basta con entender que un país no tiene un énfasis al mirar que sus universidades tampoco lo tienen. Colombia, al igual que casi toda Latinoamérica al igual que el 2º o 3er mundo hace parte de ese último sector: un premio a quien con certeza nos diga a qué país a qué sociedad apunta el sistema educativo colombiano, de hecho, ¿alguna vez, como nación, como colectivo humano, hemos abordado esa pregunta?

Prioridad estratégica. Todo país debería tener una. Colombia no lo tiene. Así que estamos limitados por unas fuerzas superiores a este texto. Quedémonos en pensar cuál debería ser la prioridad estratégica en un país como el nuestro cuyos principales problemas son una mezcla de pobreza, narcotráfico y violencia. Y en pensar entonces, hacia dónde debería apuntar, debería estar la prioridad estratégica de formar profesionales. Si hacia simplemente hacerlos eficientes para servirse a si mismos y, en un segundo plano a sus familias –si es que llegan a constituir las propias- o si es necesario hacerlos eficientes para servirle a un país como el nuestro.

Allí surge un tema que aborda Reiser. Sin olvidar que el está cerca a Dinamarca y nosotros a Cundinamarca. Y es el tema de las humanidades. Podemos formar excelentes, buenos, regulares, malos ingenieros, arquitectos, administradores, sicólogos, etc…pero eso es secundario (yo lo pondría aún más abajo, pero eso sería utópico). Lo principal es ¿QUÉ TIPO DE CIUDADAN@S ESTAMOS FORMANDO PARA ABORDAR EL TEMA DE LA POBREZA, DEL NARCOTRÁFICO Y DE LA VIOLENCIA?…-mínimo esos tres, realmente son más-…que tipo de compromiso adquieren frente a la pobreza, cuál es la pedagogía con la que abordamos el tema de la pobreza, en uno de los países donde más del 60% de la población lo es (obvio, la minoría de los miembros de las comunidades universitarias lo son, al menos económicamente…); qué ética qué actitud esperamos que asuman en un país permeado a fondo por la cultura mafiosa, “mafiosisado” como el nuestro, cuando casi todos los colombianos y colombianas en nuestras familias extensas (y no tan extensas…) tienen personas vinculadas directa o indirectamente al negocio ilegalizado de las drogas: cuál es la pedagogía con la que abordamos ese tema. Y para qué hablar de la violencia: qué hacemos como universidades para que se supere el síndrome de “si le paso algo fue porque algo debía” en un país donde ya llegamos a premiar pagando a fuerzas institucionales por asesinar personas inocentes… Cuál es la pedagogía para ello?...

General y desafortunadamente esas preguntas centrales se abordan en materias que, a veces con el silencio cómplice de sus directivos, son “costuras” o son “costureadas” por docentes que lo permiten. Y cuando se abordan, pocas veces pasan de las aulas de clase a la investigación y especialmente a donde deberían hacerlo: al compromiso implícito en la proyección social.

Eh allí tal vez la primera gran reflexión-tarea que deja “la renuncia de Reiser”. Insistir en la necesidad de que se privilegie la formación del HUMANO sobre la del CIUDADANO y más aún sobre la del PROFESIONAL, pues de nada le sirve a un país profesionales sin compromisos ciudadanos y alejados de la humanidad…una humanidad que se resume en una frase: “amaras a tu prójimo como a ti mismo”. O al menos lo intentarás, lo intentarás en la práctica: agregaría. Entonces la pregunta es más compleja: ¿cuáles son los mecanismos académicos y administrativos que garantizan en las universidades colombianas un compromiso real de los futuros profesionales para enfrentar la pobreza, el narcotráfico y la violencia?

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La libertad. Reiser nos recuerda la libertad con la que gozaban los estudiantes de las universidades construidas a partir del modelo parisino que tiene sus raíces en el Medioevo. Y nos recuerda la libertad que necesitan los docentes para ejercer sus tareas.Este es un tema complejo. De hecho casi todos los temas relacionados con la educación lo son. La ciencia nos ha venido enseñando varias cosas, por ejemplo, que nuestro cerebro opera y aprende más con imágenes. Por ejemplo que nuestro cerebro aprende más cuando se siente atraído por ese conocimiento, cuando se encuentra estimulado por y para ello. Y más, la década del cerebro que promovió la administración Clinton (EEUU) dijo y estableció muchas cosas al respecto.

Entonces sobreviene toda una discusión: ¿qué le interesa a las y los estudiantes universitarios?...Donde las respuestas van desde “nada” hasta “todo” sin agregar las frases que tratan de justificarlas. Pero ello nos lleva al punto anterior. Necesitamos que los estudiantes se interesen tanto en los temas de SU carrera como en las necesidades de SU sociedad. Si se quiere necesitamos que superen su egoísmo, bien propio del neoliberalismo que nos domina, de la cultura del todo por la plata que nos subyuga y avancen a comprender que lo que hagan o dejen de hacer por su sociedad directa o indirectamente a corto, mediano o largo plazo lo afecta a el y a los suyos.

Es decir debe haber libertad si. Pero debe ser una libertad en medio de tal cantidad de estímulos propugnados por la entidad universitaria que promueva en la y el estudiante el interés, la atracción por aquellas clases, materias, seminarios etc que le lleven a ser fuerte en sus conocimientos profesionales y fuerte en su compromiso social. No sólo aquellas materias que “le servirán para la carrera”, es decir la servirán para “ser profesional”, cuando lo importante, insisto es que primero “sean” humanos, luego “sean” ciudadanos y sólo después de eso, sólo después…profesionales. De hecho es claro que algunas materias no pueden ser “libres”. Y de igual manera debe suceder con el docente universitario: libertad para formar buenos profesionales, pero primero excelentes seres humanos y grandes ciudadanos, sin los dos últimos, lo primero es basura[4]

Nuevamente sobreviene el cierre anterior: “¿cuáles son los mecanismos académicos y administrativos…” sin resolver esa pregunta, todos estos textos no pasan de ser ejercicios que se quedan en brevísimas reflexiones de quienes pueden hacer algo al respecto…y luego lo urgente les barre lo importante. Pues eso creyendo que ésta discusión es importante: a lo peor es vacua.

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Finalmente, Reiser habla de que el sistema que se viene imponiendo en Europa privilegia la mediocridad. Aquí, desde antes del 2002, hemos tenido algo espantoso: “la promoción automática”. 95% de los estudiantes que han llegado a nuestras universidades sufrieron esa enfermedad: la de saber que estudiaran o no estudiaran, se esforzaran o no se esforzaran, igual iban a pasar al grado siguiente: Aberración de aberraciones.

Nuestras universidades, por obvias razones tienen esos estudiantes: casi todos son los hijos del menor esfuerzo en un país donde la cultura traqueta del enriquecimiento fácil y la muerte rápida demerita a fondo las posibilidades de una exigente formación universitaria.

A ello se ha ligado algo: un sistema de evaluación docente perverso ([5]) que privilegia la sesgada evaluación de las y los estudiantes, donde, especialmente en las universidades privadas, se cocina un acuerdo tácito entre docentes, especialmente esa mayoría de los más débiles contractualmente: los catedráticos, con los estudiantes mediocres, un algo así como “no me rajes en el semestre y yo no te rajo en la evaluación docente”… un “déjame el copy page” …o como dice el renunciante alemán, “permíteme atolondrarme con el embudo de Nuremberg([6])”…sistema que entonces lleva la mediocridad de la promoción automática a una promoción automática universitaria y a un desastre de profesionales quienes reciben el titulo como la culminación de un tubo en caída a la desgracia que comenzó (y seguirá) en la educación básica se extendió a la media y se proyectó mediante ese acuerdo tácito con esa mayoría de los profesores a la educación universitaria. Horror de horrores.

Reiser nos reta, “¿será que los profesores son cobardes o sólo están cansados?”…eso a la hora del té poco importa. Pienso que las y los profesores y en general quienes estamos vinculados al sistema educativo ocasionalmente reflexionamos sobre estas cosas, el problema es que esas reflexiones parecen gotas de lluvia en un aguacero, el cual pasa y la vida sigue…aunque a veces somos víctimas de sus inundaciones.

Mg. Orlando Parra G.([7])

[1] Poco más de 700 google-entradas en su idioma original y no llega a 20 en español…
[2] Contra la escuela[3]
Los Aparatos Ideológicos del Estado.
[4] Parte de la basura que nos hace cuestionar la justificación de la existencia de la humanidad sobre un planeta extrañamente creador de vida en un universo tan lleno de materia oscura como el que intentamos conocer.
[5] http://ciberplural.blogspot.com/2008/01/la-cultura-de-la-mediocridad.html
[6] Aprender mecánicamente, de memoria, sin entender realmente.
[7] Licenciado en Ciencias Sociales (1997), Especialista en Historia Contemporánea de Colombia y Desarrollo Regional (2001), Magister en Historia (2007).

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