sábado, junio 02, 2007

REFLEXIONES SOBRE UN SEMINARIO-TALLER DE DDHHH…EN EL 2007


A veces me pregunto si los derechos humanos, en la medida en que tienen tanto de “humanos” son “enseñables” o, realmente, hacen parte de esa esencia humana innata de reivindicación de derechos, o no, que observamos en los niños y niñas.

No sólo Kolhberg, sino otros estudiosos de la formación de la moral desde la niñez, han abordado estos y otros aspectos. ¿¿¿ Porqué algunos niños y niñas tienen, desde muy pequeños una fuerte inclinación a reinvindicar sus, no se si pueda llamársele a esa edad cognitiva así: “derechos”, mientras otros son absolutamente ¿dependientes?, ¿obedientes?, ¿sumisos?, ¿desconocedores de sus derechos???...

Este es un proceso que no sólo se va a quedar en el marco de la familia, y especialmente en la complejidad de la diada padres-hijos, sino que se extrapola a la escuela y al colegio y que, generalmente, tiene su explosión al llegar la pubertad y la adolescencia…pero, me atrevo a decir que, “generalmente”, estas etapas se superan y buena parte de las personas se mantienen en el desconocimiento de sus “derechos” pero en medio de una extendida aplicación de sus deberes.

Así, no es de extrañar que en un seminario (teoría) taller (teoría-práctica) sobre el tema de los derechos humanos encontremos profesionales de diversas vertientes, pero especialmente de “el derecho” quienes no han dado el paso al desarrollo conceptual y categorial de LA CARTA DE DERECHOS. Aún cuando son personas vinculadas a organismos de PROTECCION DE LOS DERECHOS. Y digo que no es de extrañar, porque, como lo he insinuado (¿planteado? ¿hipotetizado?) el tema de los derechos humanos, parece intrínseco a una minoría, y parece extrínseco a una mayoría. Además dicha aseveración es comprensible, cuando leemos la historia de la humanidad y entendemos que el tema de los derechos humanos, a lo sumo trasciende 10 generaciones…muy poco, demasiado poco, para los más de 200 mil años que tiene de evolución sobre la tierra el ser humano: somos descendientes semi directos de las primeras generaciones donde, a cabalidad, pero aún en la minoría planetaria, se desarrolla el discurso de los Derechos Humanos.

“Se desarrolla el discurso” tiene que ver, precisamente con esa dificultad. En los debates propiciados y generados en los grupos, por ejemplo en torno al papel de los medios de comunicación, en torno al genero, en torno a la libertad de conciencia y el advenimiento de las nuevas formas eclesiásticas, entre otros; notamos algo que podríamos llamar los “ego-derechos”, es decir, la capacidad de diversos actores de defender “sus” derechos, pero con una extendida capacidad para desconocer los de los demás: en la evolución como sociedad frente al tema de los derechos humanos, estamos aún en la etapa de los diálogos-monólogos por la que se pasa en cierto momento de la niñez: como sociedad estamos en un momento de la “niñez de los Derechos Humanos”.

Permítaseme apoyarme en algunos aspectos de estas discusiones. El tema del género, que constantemente es debatido en una de las sesiones, hace parte, precisamente, de la evolución que venimos citando, con una diferencia, si el reconocimiento de los derechos ciudadanos y luego humanos (…) tiene 10 generaciones, el tema de los derechos de las mujeres tal vez no llegue a tres, por ende los procesos avanzan paralelamente y poseen tal nivel de escabrosidad tanto en sus adelantos como en sus polémicas. Un tema que más subrepticia que abiertamente fue abordado, fue el de los derechos de los LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexuales y Transexuales), los murmullos, las risas, que genera abordar el tema, no muestran la “inmadurez” personal, sino que delatan el nivel de inmadurez que como sociedad, insisto, tenemos frente a este tema, tema que es aún más nuevo que el de los derechos de las mujeres.

Hubo otros debates que me llamaron la atención, pero en si, lo central no son los temas de los debates, sino éstos mismos, pues en la esencia del proceso por construir una sociedad donde los derechos humanos hagan parte de la naturaleza nuestra, está, precisamente el aprender a debatir…que es a su vez la esencia de la democracia –de la negación de los totalitarismos- la cual potencia el derecho a expresar sus ideas, el derecho a defender un ideario, la libertad, los derechos, los avances en la diferencia, y por ende del respeto al otro: la construcción de la cultura de los DDHH pasa inexorablemente por el puente de la democracia, y del absoluto respeto al otro o a la otra, la potenciación de la otredad, como derecho y, especialmente, como deber que impone la democracia.

Entonces, recogiendo aparecen tres ideas expuestas, la primera es la de que el tema de los derechos humanos, parece aún ausente de nuestros genes-culturales: si bien ha aparecido en una minoría de personas, para la mayoría absoluta no está en nuestra herencia geno-cultural. La segunda es que buena parte de esa minoría, adelantada, es cierto, aún tiene dificultades para “interiorizar el discurso”. Y ello, desde la perspectiva anterior parece “normal”: si como humanidad estamos apenas en la niñez, en nuestro país, como sociedad, como proceso socio cultural, creo que estamos en el parto…Y la tercera, que lo elemental, lo básico para aprehender –con la dificultad que implica esa “h” intermedia- la cultura de los derechos humanos es el desarrollo en nuestro ser de la valorización de la otredad…el reto es pues descomunal.

Finalmente, tan estamos en “el discurso”, tan estamos en una etapa en la cual hasta el discurso parece impuesto, de hecho el estado colombiano empezó a hablar del tema de los derechos humanos muy recientemente, a incorporarlo dentro de su discurso muy recientemente, poco antes de la constitución de 1991, y años después de las Caballerizas de Usaquen –con sus respectivas fosas…fosas trasladadas…- y poco después de que la “defensa de la democracia” pasara por masacrar hasta a magistrados de la Corte Suprema del país en ese entonces; tan nuevo es que aún no se entiende, como lo anotaron los participantes de ambos ejercicios en Armenia y en Dosquebradas, que la construcción de un plan de derechos humanos nacional, tiene que partir de los humanos, tiene que partir de los derechos que “sienten” que “perciben” directamente los humanos hacia los cuales se dirige el plan…tiene que partir de las necesidades de la anciana dirigente comunal de Genova que ve pasar impotente a “los muchachos” por su vereda, tiene que partir de las afugias y dificultades de ciertos secretarios de gobierno y alcaldes de pequeños municipios llevados a relacionarse con los actores armados, a la polémica situación de los gobernantes en la disyuntiva de aceptar o negar la realidad de grupos armados no sólo de extrema izquierda sino de extrema derecha en la comarca que pretenden regentar, optando casi siempre por negar su existencia: desde estas bases veredales, municipales, comarcales, es desde donde se tiene que construir la estrategia de los derechos humanos, pues sólo ello garantiza a largo plazo, a muy largo plazo, casi a plazos generacionales, una real interiorización de los derechos humanos, y logrará que en algunos siglos, y no es un simple cliche sino una postura, una lectura: haga parte de nuestra herencia genético-cultural.

MgH Orlando Parra G
Mayo 2007.

miércoles, enero 31, 2007

“EMPATE NEGATIVO” II, URIBE II: ¿NEGOCIACIÓN REAL II?



(texto-homenaje a “Arturo Alape”, fallecido a principios de Octubre del 2006)
El Concepto
La expresión “empate militar negativo” se extendió en Colombia a partir de las reflexiones sobre lo que sucedía en la guerra Salvadoreña pues allí se dieron diversas situaciones a fines de los 80s: Más de la mitad del territorio salvadoreño estaba en manos de la suma coordinada de sus guerrillas expresada en el Farabundo Marti para la Liberación Nacional FMLN con todas las implicaciones para el manejo de la economía nacional, para la credibilidad del estado regentado desde la capital San Salvador. Pero ello se enfrentaba al numero (“la masa”) de efectivos del ejército oficial, a su reforzado poder de fuego, al apoyo norteamericano, entre otras, lo que hizo que tras una serie de ofensivas lanzadas por el FMLN, especialmente la “final” de 1989 sobre la capital, adquirieran la comprensión de que no triunfarían, resumida por Rubén Zamora el vocero de una expresión política del FMLN así:(subrayados míos: s.m.)"...no existe una salida militar al conflicto, el ejército demostró que no puede derrotar a los guerrilleros y tiene que enfrentar un fuerte movimiento guerrillero. Sin embargo por otra parte se demostró a los guerrilleros que no existe la posibilidad de insurrección porque las masas, los aldeanos no tienen una actitud insurrecionista, por consiguiente no existe la posibilidad de que la guerrilla pueda derrotar al ejército, yo creo que la única opción racional y realista que tenemos en este momento es tener negociaciones. Hay que buscar una salida política negociada" (Bejarano, 1995: 113-4) que llevaron a Tirios y Troyano a aceptar que había un “empate”.

Para el caso Colombiano, Bernardo Gutiérrez el máximo comandante militar de las guerrillas del Ejército Popular de Liberación EPL, en 1991 resumió así la postura: (s.m.) "Militarmente debe aceptarse entonces la fórmula elegante que utilizan los politólogos sobre la vigencia del 'empate negativo'. Es decir, la imposibilidad de una victoria total de uno de los bandos, pero, con el poder fundamental ejercido por uno de ellos, en este caso el gobierno. Que la guerrilla sea evidentemente un factor de peso para influir en un buen margen de desestabilización no conduce necesariamente a fijar un punto clave que aumente la capacidad estratégica" (Gutiérrez 1991: 35). Pero, si bien estamos de acuerdo con el aparte del ex-comandante del E.P.L. en torno a que "el poder fundamental" era ejercido a nivel militar por el Gobierno a través de su Ejército, la visión del "EMPATE" –promovida, es cierto, por los politólogos y recogida por los militares, especialmente los guerrilleros (...)- no es fácilmente asimilable: Un empate es "la obtención del mismo número de puntos", "la obtención del mismo numero de tantos los contrincantes en un encuentro" y esto es bastante difícil máxime con el reconocimiento que Gutiérrez hacía de "el poder fundamental" o la superioridad del "contrincante" y todos sabemos que un "contrincante" con el poder fundamental o superior, en cualquier tipo de juego, así sea el horripilante de la guerra, generalmente derrota a su adversario, a no ser que el otro, desarrolle tal "poder fundamental" que pueda estar en condiciones, ahí si, de "Empatar". Pero eso es así, para una “guerra regular”, es decir aquella donde hay delimitación de territorio propio y enemigo, organización para el combate con fuerzas de maniobra, apoyo de fuego y apoyo logístico, así como el uso de uniformes e insignias definidos (casi una “guerra clásica”) y no para una “irregular” como la nuestra donde se niegan las características anteriores primando el factor sorpresa y donde la superioridad numérica y de apoyo de fuego se neutraliza con la flexibilidad y versatilidad no presentándose necesariamente combates decisivos. Léase “no hay Batallas”...en la forma como los civiles las entendemos

Si entendemos lo anterior, podemos recordar como el ejercito Colombiano derrotó, por ejemplo, militarmente (destruyó y aniquiló la fuerza armada del adversario) al ELN en 1973 pero esta agrupación sigue existiendo. Para el caso de las FARC no se tiene un dato histórico concreto que pueda ubicarnos dentro de un contexto de “derrota militar”. Tal vez se olvido que la guerra irregular –como la nuestra- no es solamente un enfrentamiento militar sino un combate que involucra la sociedad en general, que es a largo plazo y de una relativa baja intensidad militar

La polémica en torno al término se ha extendido a lo largo de los años. En aras del espacio sólo recordaré algunos apuntes. Hacia 1993 por ejemplo, mientras Reyes (1993) planteaba que “La reacción adaptativa de uno y otras ante la suspensión de las conversaciones de paz ha sido volver a las estrategias militares, con la esperanza de regresar a la mesa de negociaciones en mejores condiciones de fuerza que antes, y, si es posible, que el adversario. A pesar de las ilusiones creadas por mayores presupuestos y tecnologías de guerra más eficaces, permanece inalterado el hecho de que existe una situación de empate militar negativo entre las guerrillas y las fuerzas armadas, en cuanto ninguna parte puede derrotar a la otra. De alguna manera hay un circulo vicioso entre la insurgencia armada y la contrainsurgencia, cuya única posibilidad de ruptura es una negociación política.”. Tres años después, mientras Pizarro (1996) en su libro “Insurgencia sin revolución” (titulo que implícitamente se asocia al “empate”...) defendía abiertamente ésta tesis para describir la correlación de fuerzas que caracterizaba el último lustro; Pero Rangel (1996) planteaba que (s.m.) “Para el establecimiento la derrota del adversario debería ocurrir cuando, mediante acciones contundentes enmarcadas en una estrategia general y de largo alcance, logre cambiarle a la guerrilla la percepción que ella tiene del desarrollo estratégico del conflicto, le reduzca sus expectativas de crecimiento militar, le frene su ritmo de expansión territorial, le propine golpes de gran efecto demostrativo y le arrebate sus áreas estratégicas desde el punto de vista militar y económico. Como consecuencia de todo esto, el Estado podría someter la guerrilla a su voluntad, aún sin aniquilarla, lo que equivaldría a derrotarla primero, para obligarla a negociar después. Desde esta perspectiva debemos convenir entonces que es posible derrotar a la guerrilla incluso en el terreno militar y que no existe, en consecuencia, ese mentado empate militar negativo”…”Pero, para ser rigurosamente lógicos, también debemos aceptar que contra la tesis del empate militar negativo es igualmente concebible una posibilidad hipotética de victoria de la guerrilla, en los términos limitados y relativos que hemos descrito en relación con una eventual victoria del Estado sobre los grupos guerrilleros” (s.m.). Y referenciando el caso Salvadoreño, el autor, lo equiparaba con un hipotético “triunfo” guerrillero. Lo curioso es que desde que se negoció la paz en ese país –en medio del aceptado empate- el FMLN, ya en la legalidad, nunca ha detentado el poder gubernamental. (...)

De eso hace pues, 10 años, una década. Una década o si se quiere 15 años. 15 años en los cuales las palabras de Gutiérrez siguen, exacta y absolutamente vigentes: el poder fundamental sigue, como lo veremos, en manos del ejército, pero la guerrilla continúa sin ser derrotada.

Contexto
Durante varias décadas las fuerzas armadas colombianas caminaron entre un discurso ubicado dentro de la guerra regular y la realidad asociada a una guerra irregular.(Torres, 2006:4) (Santos P, 2002) Una muestra de ello es que en los 70’s mientras el discurso todavía se asociaba mas a la primera que a la segunda, en el Magdalena Medio (Medina, 1990), Coroneles-Troperos, se encargaban de desarrollar el decreto de los 60s que facilitaba las autodefensas, las cuales se desarrollarían hasta llegar a “las autodefensas” que conocemos hoy. ([1])

Lo anterior hace parte de un escenario paralelo y es el desarrollo de la teoría de la seguridad nacional (Lefranc, 2005) que orientaba ideológicamente las dictaduras del Cono Sur-Americano y que tuvieron su clara influencia en el Estatuto de Seguridad Nacional el cual desarrollaría el gobierno nacional del período 1974-1978; en los 80`s ésta devino en la teoría del Conflicto de Baja intensidad (Salazar, 1991), que se daría especialmente en los conflictos centroamericanos, y cuya expresión teórica fueron los documentos Santa Fe 1 y Santa Fe 2, siendo su expresión práctica la contra nicaragüense y especialmente “los paramilitares” que masacraron buena parte de los indígenas guatemaltecos, por su relación con la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca URNG, así como los paramilitares Salvadoreños que se ven claramente en la película de Oliver Stone que lleva el nombre de este país .

La llegada al “Empate”
Muy rápidamente recordemos como las guerrillas colombianas –en especial las FARC- nacieron en los 60’s con una concepción de defensa de territorios (para e EPL “liberados”) que la dinámica misma de la guerra les demostró errónea, pasando de los destacamentos móviles a los frentes en los 70’s, expandidos especialmente a fines de esa década.

En estos años, cuando los guerrilleros ni siquiera aparecían uniformados ante los medios, cuando seguramente para muchos seguían siendo “los muchachos” (Cárdenas-Duarte, 2001), en medio de la dualidad de enfoque de la guerra entre regular e irregular citado, se daba dentro de las fuerza armadas institucionales otra dualidad expresada en una subestimación del adversario militar (Torres, 2006: 6) y un sobredimensionamiento del adversario civil acorde con las teorías relacionadas atrás. Pero lo más importante dentro de la subestimación fue el pensar que el desarrollo de la teoría militar estaba sólo en manos de los militares institucionales y su imprudente desconocimiento de la posibilidad de que “otros militares”, desde las guerrillas mismas, tuvieran, como lo leeremos, no sólo acceso teórico sino desarrollos prácticos de dichas teorías: tal cual lo entenderían terriblemente años después.

Con una mentalidad todavía ubicada en las pequeñas organizaciones bandoleras destruidas en los 50’s y 60’s, a fines de los 70’s la unidad básica del ejército para estas operaciones era el pelotón contraguerrillero compuesto por 30 hombres. Con ellos, por ejemplo enfrentaron con dificultades las acciones del M-19 y las FARC en Caquetá entre 1980 y 1984 (Alape, 1993: 73). Un curioso análisis hecho por el predecesor de Carlos Pizarro en la comandancia del M19, Álvaro Fayad hacia 1985-86 planteaba que “...no es cierto el argumento de los militares de que el ejército no derrota la guerrilla, pero que la guerrilla tampoco derrota al ejército. Eso es falso, nosotros si nos sentimos capaces de derrotarlos.” (Behar, 1986: 245)

Al iniciar los 80’s, las “conferencias” de las FARC, en especial la 7ª de 1982, y la de 1985 (que llamaron “Pleno”); las llevan a dos escenarios claves para entender la dinámica posterior del conflicto, la primera es la decisión de partir al país en dos, muy dentro del modelo de la guerra fría que en los 40s había partido a Alemania en dos; en los 50`s Había partido a Corea en dos, y en los 60’s lo había hecho con Vietnam –recordando que posteriormente los comunistas habían logrado unificarlo bajo su égida-también en dos, sin nombrar otros ejemplos en el planeta; esa decisión tomaba como base controlar la cordillera oriental, y, especialmente llegar a controlar a Bogotá, de allí que llegaran a existir, posteriormente, casi 10 frentes en sus alrededores cundinamarqueses; y la segunda, la decisión de convertirse en Ejército, en “Ejército del Pueblo EP”, lo cual implicaba una clara intención de dejar de ser una o unas “guerrillas” a tratar de ser un nivel militar mayor a estas: un ejercito (Arenas, 1984) tal cual el que habían logrado construir las guerrillas salvadoreñas para las ofensivas “Finales” citadas...

Tal concepción, la de pasar a un "nivel operativo" superior, era compartida por las otras fuerzas guerrilleras, se dice que su pionero, caracterizado por la “audacia suicida” ([2]) fue Jaime Bateman, el fundador y comandante general del EME. Al respecto el hoy senador Navarro reflexionaba (s.m.): "Fue siendo hecho de manera consistente por el M-19, el tamaño de los grupos operativos, el uso de técnicas que no se utilizaban en la guerrilla como las ingenierías, el armamento con fusil de todos los guerrilleros, la introducción de elementos artilleros, etc., la regularización de formaciones, todo eso fue siendo exitosos prácticamente, pero fue encontrando limitaciones estratégicas…" (Alape, 1993:71) Pero como anota William Ramírez: “Los operativos de Florencia, Corinto, Miranda, Yumbo, realizados con gruesos contingentes de luchadores, de manera abierta y sobre centros urbanos importantes, desconcertó al ejército acostumbrado al convencional accionar guerrillero de pequeñas partidas en zonas de difícil acceso. El M-19 no comprendió que ese desconcierto pronto daría lugar a una readecuación de las repuestas oficiales al nuevo tipo de amenaza y, con ello, al regreso del equilibrio tradicional entre ejército y guerrillas donde, a la iniciativa táctica de estas últimas, se enfrenta la iniciativa estratégica del primero” (Ramírez, 1989: 50) Tal cual lo veremos.

La primera tregua fue, como lo han reconocido sus protagonistas: una táctica de paz en medio de una estrategia de guerra (Parra, 1996), lo cual facilito que entre 1984 y 1991 los frentes guerrilleros –supuestamente en tregua- se hubieran duplicado (especialmente los de las FARC), es decir, hubieran desarrollado los planes que tenían desde antes de la tregua. Todo ello a costa, por cierto, del proyecto político que auspiciaron, el de la Unión Patriótica, y el cual puso casi 3000 muertos en medio de esta combinación irresponsable de formas de lucha.

Si en los 70’s, habían nacido las autodefensas, en los 80`s se dio su expansión a partir de su relación con los narcotraficantes, especialmente con la red formada por Rodríguez Gacha ([3]), y a partir de situaciones como la presentada en Enero de 1983, cuando “en el editorial del periódico de las FFAA, Landazabal se adelantaba a la publicación de la Procuraduría que implicaba 59 militares activos con el MAS, entre ellos 2 coroneles, 4 tenientes, 3 capitanes, 1 mayor, seis sargentos, 7 cabos, 1 dragoneante del Ejército así como 2 sargentos y tres policías de la Policía Nacional y de una manera u otra llamaba a cerrar filas, al "espíritu de cuerpo" de esta institución frente al informe. Del Muerte a Secuestradores MAS, ya se sabia su asociación con el narcotráfico, con latifundistas y con sectores de extrema derecha civil” (Parra, 1996), una tras otra, hicieron que paulatinamente fueron llamados “para-militares”.

Pero, a fines de la administración Betancur, la concepción táctico - estratégica del ejército se replantea: "El decreto 2092 de 1985 delimitó e identificó los teatros de operaciones en el territorio nacional. Esto estimuló una reorganización del Ejército, que permitiera avanzar en su función operativa. Se crearon las divisiones ([4]), unidades mayores estratégicas, cuya jurisdicción correspondía grosso modo a los teatros de operaciones militares, con el propósito de contar con una instancia mayor de decisión y apoyo en las zonas mas afectadas por la violencia; de paso, se ampliaba la nómina de generales. En sus postrimerías, por medio del decreto 2157 de 1985 el gobierno Betancur creó un a fuerza elite anti-guerrillera compuesta por soldados profesionales" (Leal 1994, 54-155) Además de la reactivación de la famosa en otra décadas "acción cívico - militar", no sólo genero que las brigadas, las mas grandes hasta ese momento, pasaran a jugar un papel no más secundario sino más táctico tal cual lo demostró la creación de varias de ellas, no coligado con lo cualitativo, según el mismo autor. En términos del "teatro de operaciones o de combates" significó que las unidades contraguerrillas existentes, que operaban como "pelotones" de 30 hombres, se transformarán y a partir de entonces ya se operara con "compañías" de 150-200 hombres, o sea 5 o 6 veces mayores, he incluso da paso a "Batallones ligeros" de hasta 350 hombres...Más difíciles de “copar” por los insurgentes.

El M-19 había mantenido su táctica “El esquema nuestro conceptual, sigue siendo el mismo; grandes unidades concentradas, fuerzas de operación que no estén sujetas a ningún territorio, que tengan la capacidad de enfrentar al enemigo en cualquier situación, que no teman al cerco, que aprovechen el tiempo y el espacio dentro del escenario de guerra, con toda su riqueza que desenvuelvan operaciones hasta el final para condensar la victoria en toda su calidad" (Pizarro C, 1988:20)

Este cambio de escenario, desde el contrincante, originó replanteamientos en la forma de actuar y la contundencia de las acciones del EME, retomando las limitaciones citadas (subrayados míos)” Las limitaciones estratégicas, esencialmente, son las limitaciones que están en los principios de la guerra. Hay un principio que es el principio de masa que indica que para derrotar una masa de treinta hombres, necesitas una masa apreciablemente igual y entonces tu ventaja táctica, que te permitía victorias parciales, no te daba las condiciones de crecimiento para llegar a tener una masa de ejército guerrillero, equiparable como el que pudiera tener el ejército del gobierno. Todas estas reflexiones militares traídas de la propia experiencia, nos llevaron a la conclusión de que no había las condiciones que permitieran en el país, la entrada al ejército guerrillero del volumen de colombianos necesario para tener una masa en condiciones de derrotar al ejército contrario; que no había aparentemente las condiciones insurreccionales urbanas que habían balanceado esa experiencia en el caso Nicaragüense, por ejemplo” (71) "Entonces en el Cauca frente al batallón América ([5]), que era un batallón guerrillero, todas las unidades militares eran batallones. Para poder tener suficientes batallones para poder copar una zona, tuvieron que montar tres brigadas, por lo tanto las unidades a las que había que enfrentarse eran unidades de tamaño batallón de 350-400 soldados con una unidad de tamaño menor que era el batallón guerrillero; no había manera de tomar la iniciativa porque tu con un batallón de 300,350 hombres, no puedes derrotar, no puedes aniquilar -en términos militares-, a un batallón similar que además tiene refuerzos aéreos y terrestres entrando. Entonces en una zona que estaba entre di tú, Popayán y el límite del Valle le metieron 20 batallones, tres brigadas, fuerza aérea con helicópteros. Ante esta situación que fue igual también en la guerra salvadoreña, en otros escenarios, en otros volúmenes, llegó el momento en que la guerrilla no podía tener más la iniciativa. Inicialmente no podía tomarse un pueblo porque allí estaban los batallones y entonces, sin ser derrotada, perdía la iniciativa. Ahí está el principio de masa, que es un principio táctico para aplicar en una situación concreta una fuerza que no tenga iniciativa, siendo una fuerza insurgente, es una fuerza que poco a poco va perdiendo la, posibilidad de ganar."... “lo que queda en claro de toda esa experiencia, más que una derrota militar del M-19 o del Batallón América, o de la fuerza que comandaba Pizarro, era realmente la imposibilidad, digamos, en pequeño, en un área, en una región de enfrentarse a una masa superior exitosamente de manera permanente, si no había otros elementos" (Alape, 1993: 73-74) ([6]) Iguales procesos, similares experiencias y reflexiones las tuvo el EPL, según el hoy Consejero Presidencial Carlos Franco Echavarría (78-9) y ambas se extienden a la imposibilidad de replicar el esquema de la triunfante guerrilla cubana, en el sentido de construir una fuerza estratégica que generará una respuesta estratégica del ejercito, y, al hipotéticamente derrotarlo, desbalancear, estratégicamente, a su favor, la correlación de fuerzas El principio de masa citado y el contexto internacional hacían.”audazmente suicida” la idea (Alape, 1993,75).

A esto se agrega algo que se visualizo fundamentalmente después de la fractura histórica que fue para la izquierda insurreccional colombiana el Paro Cívico de 1977: El que la mayor parte de las y los Colombianos, se comportan esencialmente como “espectadores” frente al fenómeno de la violencia en general y de la política en particular la no solución de “...'el acertijo', que de un modo tan adecuado describía el destino de la revolución latinoamericana desde que las guerrillas fidelistas bajaron de la sierra maestra en 1959. se trataba de o 'las armas sin pueblo' o de 'el pueblo sin las armas'” (JG CASTAÑEDA: 1994), es decir que la posibilidad de involucrar masivamente a la población en la guerra, como lo soñó Bateman –al abandonar definitivamente la concepción Tupamara Urbana, derrotada, y trasladarse a la Salvadoreña...- en el momento de los gigantescos cargamentos de armas por el río Orteguasa, era una ilusión...

En la citada entrevista, Navarro explica como en Nicaragua lograron superar “la masa” institucional por la “insurrección popular” que se dio. Ello tiene que ver, a su vez, con un factor político militar más complejo, que en nuestro país trataron de implementar a través de los “Polos de Poder Popular” del ELN, y que el EPL en su etapa maoísta teorizara con las “Zonas Liberadas” pero que realmente se implementaría con las “Milicias Urbanas”(Guerrilleras o no) y es el de la posibilidad -en un país de ciudades como es Colombia después de los éxodos campesinos generados por “las violencias”- de generar “Contra poderes” frente al estado, que rompieran con la marginalidad selvática o paramuntana de estas guerrillas.

Esa reflexión de Navarro se aleja y ni siquiera habla del "Empate Militar Negativo"; por el contrario, reconoce implícitamente que desde el punto de vista militar de la insurgencia era imposible derrotar al ejército nacional, he incluso una relectura, nos podría dar pie a pensar que, al menos en el caso del M-19, sin haber esto sucedido aun, existía la posibilidad, por ese principio de masa, de ser, ahí si, derrotados paulatinamente. Pero regresando a la concepción de “guerra irregular”, cabe insistir en que “derrotados” no es lo mismo que “exterminados”, puesto que una fuerza militar puede haber sido derrotada como tal y, a pesar de esto, pequeñas unidades seguir actuando generalmente bajo modalidades, en el pasado “Bandoleriles” y, en el presente, “Terroristas”...

A propósito de estas apreciaciones, ya en Marzo de 1988 se traducía del francés y publicaba un polémico, característica en él, artículo de D. Pecaut. (1988) Allí aparecían alusiones al M-19 (“el M-19” “es probable que haya recibido una parte” de “El cultivo y el comercio de coca”...), pero existen apreciaciones más generales sobre el momento por el que pasaba el movimiento guerrillero: “Lo anterior (Las estrategias internacionales, militares y de financiación para su expansión con el narcotráfico) no significa que la guerrilla tenga capacidad para movilizar a la población en la cual se hallan presentes, para una verdadera guerra. En ciertas zonas donde están sometidas al fuego cruzado de las diversas guerrillas y de los militares y paramilitares, como (s.m.) el Cauca, su cansancio es a menudo manifiesto”...“No es tampoco evidente que los jóvenes de 14-15 años que componen una buena parte de los efectivos del M-19 estén en capacidad de ofrecer una resistencia prolongada a las fuerzas militares”...“...las guerrillas no tienen asegurado el sostén de la población que los rodea, para el caso en que las hostilidades se generalicen”.

Esta definición de la encrucijada, reafirma, pues el análisis que hacía Navarro varios años después y con la característica de que la guerrilla- la llamada a romper la situación...- decide romper y salirse de aquel "círculo vicioso político-militar"... que pretendió resolver, como ya lo dijimos, con el lema con el que nacieron. ([7])

La innovación del ejército colombiano, con el M-19 ya inactivado, fueron las Brigadas Móviles "nuevas unidades comandadas por un brigadier general, formada por soldados profesionales y tres batallones de contraguerrilla, equipadas con armamento ligero sofisticado y apoyados con helicópteros, destinadas a objetos geográficos con misiones especificas" (Leal Buitrago, 1994:161) que estrenaron contra la guerrilla aún activa, tal cual lo relata en su historia de vida, el excomandante del EPL Carlos Mario Franco: "En mayo de 1990 inauguraron en Córdoba la brigada móvil número 1 en acciones contra la fuerza nuestra y nos golpearon fuerte. Nosotros perdimos cuatro hombres, el resto eran milicianos y población civil que los militares hacían aparecer como combatientes. Bueno y como parte de las intimidades, de los primeros acercamientos que se dieron en la zona de Córdoba, la primera condición que nosotros colocamos para poder entrar en un dialogo fue que suspendieran el operativo de la brigada para las que las fuerzas nuestras pudieran concentrarse, esto se hablo con Pardo Rueda directamente, él se comprometió y al otro día pararon las acciones militares" (En “Daniel Tiempos de Guerra”, de Parra, Cardona, De Currea, 1996.)

Rafael Kerguelein, mas conocido como Marcos Jara dentro del E.P.L., comandante en Córdoba del sitio en el cual "estrenaron la móvil"...plantea varias cosas interesantes en la entrevista que le concedió a Villarraga y Plazas (s.m.). "La ofensiva de la móvil era una vaina nueva para nosotros. En ese momento teníamos doce secuestrados, estábamos en el plan de conseguir plata, habíamos comprado más de cien fusiles y los entramos antes del operativo de la móvil. Teníamos armamento, munición, todo lo que usted quiera. Yo estaba en Cartagena"... "Si yo hubiera estado en Córdoba, si al momento de acabarse la reunión ([8]) me hubiera dejado entrar, no se hubiera dado el operativo de la Brigada Móvil en Córdoba. Esa operación se les hubiera quedado en la cabeza."..."Entonces la móvil empezó a entrar. A mi me sorprendió la operación, yo decía: 'hombre aquí va a haber una ofensiva' pero yo no sabía nada de la móvil, ellos la estrenaron ahí"... "Entonces en esa ofensiva, ellos caen entre el Sinú y el San Jorge, la región de Tierradentro, todo esa región. Después van a caerle a los llanos del Tigre. Lo que hicimos, y ellos no se dieron cuenta, fue replegarnos hacia atrás y salirnos por los lados, porque íbamos a atacarlos por la espalda, de allá para acá, es decir, del sándwich Tigre hacia abajo y de abajo hacia arriba, les íbamos a hacer un 'sándwich'”..."Vinieron los acuerdos. A ellos los salvo el acuerdo, el lío fue de nosotros fue para que la gente desalojará las trincheras, las posiciones de combate, porque la gente ya estaba bien ubicada para empezar la contraofensiva. Ésa fue la verdad. Lo crítico del gobierno es que no solamente nos montó una versión sino que -a venido- utilizando versiones similares con la coordinadora. Ese es un elemento que entre otras cosas eleva el ego de la guerrilla y molesta y dificulta el acercamiento con la Coordinadora. En el caso nuestro, fue exactamente como lo estoy describiendo, o sea que si los acuerdos se hubieran tardado siquiera veinte días más, nosotros pasamos a la contraofensiva. (Villarraga-Plazas, 1994: 315-6)

Es decir que si bien el accionar de la Brigada Móvil No1 sobre el frente Guernica del E.P.L. genero un efecto difícil de cuantificar militarmente tampoco se puede hablar de una "derrota militar" ([9]).
Es pues éste el escenario donde se va a desarrollar el concepto de “Empate Militar Negativo”, más desde los politólogos que desde los militares guerrilleros, configurándose, a su vez tanto una justificación para la salida política, como una “salida digna” que acreditaría moralmente la desmovilización de las fuerzas guerrilleras. Sin quedar muy claro qué pesó más
[1] AUTODEFENDIENDOSE, No Dijo El General Yanine: Entrevista A Ramón Isaza, Jefe De Las Autodefensas Del Magdalena Medio /, Semana No. 761 (Dic. 1996)
[2] Carlos Ramón Gonzáles, ex comandante m19, conversaciones informales, Septiembre 2006
[3] “…Le creo, por ejemplo, que la guerra que le declaró El Mexicano a la Unión Patriótica, más allá de la utilización que de él y sus secuaces hicieron ciertos sectores que hoy apenas llaman a juicio dentro de las Fuerzas Armadas institucionales, desarrolladores de la teoría del Conflicto de Baja Intensidad (hija de la Doctrina de la Seguridad Nacional); más allá de ello, el origen fueron varias toneladas de cocaína que las FARC –creadora de la Unión Patriótica- les habían robado al Mexicano en laboratorios de las selvas orientales…No lo creo porque lo dijera Castaño, sino porque el mismo Mexicano lo dijo alguna vez, y porque otras fuentes han corroborado la versión…” en http://orlandoparrag2.blogspot.com/ “El Condenado Castaño” domingo, septiembre 10, 2006
[4] Realmente las divisiones habían sido creadas con la disposición 0017 del 16 de Noviembre de 1982 y se pusieron en marcha en Enero de 1983.
[5] Año 1986.
[6] A pesar de esto una buena caracterización de las innovaciones guerrilleras de los 80’s es la que hace Eduardo Pizarro: “...la debilidad de sus redes societales y el extremo nomadismo en su acción militar hacían de este movimiento en el plano militar, un grupo de características foquistas acentuadas. Incluso, sus acciones urbanas más audaces muchas veces los colocaron al borde del terrorismo...” Pizarro E, Opus Cit. Pág. 85.
[7] Según se dice, en el momento de las negociaciones:”al ejército en grueso no le preocupaba gran cosa el estado de guerra con el M-19 bajo Betancourt (después del fracaso de la toma del palacio bien entendido), poco le preocupaba ahora el estado de negociación con el mismo Movimiento. En el espectro guerrillero general, sus enemigos de cuidado son otros” Ramírez T, .ob.cit. Pág. 55
[8] Kerguelein o "Jara" se refiere a una de las primeras conversaciones sostenidas con el Consejero Pardo R.
[9] Las palabras de Jara y el tono de la misma, dejan en claro dos aspectos militares esenciales: 1o que el "factor sorpresa" -que para algunos vale casi el 50% de las acciones- lo poseyó el ejército, prácticamente hasta el final de la operación y 2o que el mando del frente se encontraba, también, prácticamente hasta el final, por fuera del área de operaciones, con las consecuencias que se desprenden de ello...

“EMPATE NEGATIVO” II …DESPUÉS DEL CONCEPTO

El 9 de Diciembre de 1991, se reactiva la guerra abierta con las FARC, “la guerra integral”, y por primera vez, en los tiempos recientes, un gobierno y un ministro de defensa, Gaviria-Pardo, dicen que derrotarían la guerrilla en cuestión de semestres, reafirmando la criticada subestimación de los oponentes. Realmente sólo se logró frenar la pretensión de la guerrilla de tomar la iniciativa estratégica especialmente por el incremento en medios militares por la inyección presupuestal (Pardo, 1996: 375-6) tal cual lo reseña Velásquez mostrando como las acciones violentas decrecieron entre el 91 y el 94 (2006: 8). Siendo así que dos declaraciones, resumen la situación a mediados de los 90’s: "La verdad en el teatro de operaciones según afirma un Coronel del Ejército, fue que el «dispositivo del enemigo se sobreextendio» con lo cual se produjo la dispersión de la tropa y (s.m.) la neutralización por parte de la guerrilla de las brigadas móviles 1 y 2..." (CROMOS, 1994:31) A lo cual se sumaba el análisis critico que hacían actores “conocedores del terreno”: "Una es la burocracia del ejército: en la guerra hay muertos, es una cosa lógica. En un combate hay muertos, pero al oficial del ejército lo califican negativamente cuando los tiene. ¿Qué sucede? Imaginémonos a un capitán al que le faltan dos meses para irse a hacer el curso de Mayor. El tipo dice «A mi me faltan dos meses, mi hoja de vida está limpia. En ese tiempo no voy a arriesgar mi tropa para que me maten a un soldado y me quiten un fusil y se me dañe el ascenso». Entonces él sí opera, pero con la siguiente estrategia: paso dado, paso asegurado. Para hacer eso, arranca con una o dos patrullas: una se sube a un cerro y lo asegura. Cuando está asegurado se sube a otro cerro y lo asegura. Y así en adelante: una avanza, asegura y se detiene, la otra avanza, asegura y se detiene: una-otra-una-otra. De cerro en cerro... Con esa estrategia el ejército no pierde gente, pero tampoco hace nada. Es que mientras ellos hacen una guerra regular, aquí estamos en guerra de guerrillas que es algo muy diferente”. (Castaño C, 1996: 39).

El fin a estas actitudes se tuvo en el gobierno de Samper, cuando unas fuerzas armadas divididas (Samper, 2000: 174 – 186) al igual que el resto de la sociedad, entienden de una manera terrible que las guerrillas habían logrado irse convirtiendo en el ejército que pretendían desde los 80’s y que lograron pasar de la guerra de guerrillas a la guerra de movimientos con la cadena de descalabros de 1996-1998, cuando batallones enteros fueron “copados” por batallones de guerrilleros y guerrilleras ([1]). Es decir la teoría de la masa se invertía, nuevamente, a favor de los guerrilleros, de hecho a partir de Junio de 1997, del primer canje, hacían que las FARC pudieran ser reconocidas en el escenario del Derecho Internacional Humanitario como “actor beligerante”, de tal manera que años después (2002) un excomandante de las fuerzas armadas bajo la administración Pastrana, ya de civil, el General ® Tapias, aceptará para las Lecturas (en ese entonces) Dominicales de El Tiempo, que ya no había unas simples guerrillas sino que había una guerra, una guerra que en 1996 comenzaban a perder las fuerzas armadas institucionales, tanto que la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa y el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos decían que las FF.MM perdían la guerra ante las FARC y que éstas tomarían el poder en cinco años (Leal, 2002: 119) y decidieron venir en ayuda de las fuerzas armadas colombianas.

Todo ello se daba en un contexto donde, contradictoriamente, al comparar el ejército Colombiano con otros, aparecía el siguiente cuadro

Bolivia
Colombia
Ecuador
Perú
Ejército de tierra (miles de hombres)
25
121
50
85
Marina (miles de hombres)
4.5
18
4,1
25
Aviación (miles de hombres)
4.0
7,3
3
15
Fuente: (http://www.ub.es/solidaritat/observatori/esp
/colombia/datos/sistema1.htm):

Y, a su vez, éramos el 4º comprador latinoamericano de armas de EEUU:
Ventas de armamento de Estados Unidos a Latinoamérica durante 1997 (millones de $)
Argentina
217.761.000 $
Bolivia
1.669.000 $
Brasil
216.296.000 $
Chile
34.886.000 $
Colombia
114.064.000 $
Costa Rica
1.828.000 $
República Dominicana
7.506.000 $
Ecuador
11.698.000 $
El Salvador
14.947.000 $
Guyana francesa
5.538.000 $
Guatemala
2.211.000 $
México
49.816.000 $
Perú
5.652.000 $
Uruguay
15.801.000 $
Venezuela
402.350.000 $
Fuente: Observatorio de Venta de Armas (Arms Sales Monitor), Federación Americana de Científicos, febrero de 1998

En palabras de un amigo Coronel retirado “1994 - 1998 Los boxeadores se acercan pero las FARC golpean más duro”.

Empero, los terceros militares en escena, los norteamericanos, desde el Comando Sur estaban supremamente atentos a la situación. Así, 1998-2002, no fue simplemente el ejercicio de paciencia de El Caguan: esa fue la Zanahoria, el Garrote fue la puesta en marcha del Plan Colombia. De hecho ha mediados de 1999, el ejército Colombiano, después de un duro proceso de autocrítica interna por sus derrotas en los años anteriores, firmó un “Compromiso de Honor”, de replanteamiento, que facilitaron los procesos posteriores.

Algunos analistas, incluso, plantean que el origen del Plan Colombia es “el empate” : (a.m.) “Con respecto a Estados Unidos, ciertos sectores de poder con notable influencia en la administración Clinton, deben estar observando con notable preocupación hechos como: La existencia de un empate militar negativo, ninguno de los dos actores armados está en capacidad de derrotar al otro en el campo de batalla; sin embargo, en los últimos años, la guerrilla ha estado demostrando mayor poder de fuerza que las propias Fuerzas Militares; la existencia de un Estado dentro de otro Estado; la fuerte presencia de los rebeldes en la región y la inestabilidad no sólo de Colombia, sino de la Región Andina, la estabilidad es considerada por los Estados Unidos como una responsabilidad que no puede dejar de obviarse” en (Danuska, 2000). Mega Plan que se va originar en medio de una aguda crisis financiera, pero el cual, al cabo del tiempo se convirtió, como bien lo dice Ricardo Vargas Meza en un alivio tributario a los sectores pudientes (Cátedra, 2006).

En esa atmósfera el Plan Colombia paso de ser una especie de “Plan Marshall” anti drogas, dentro de la “Diplomacia para la Paz” –no se olvide la presencia del Embajador de EEUU al instalarse las negociaciones en el Caguan…- en sus inicios, a convertirse en un plan eminentemente militar donde se le hizo un profundo ejercicio de re-ingeniería (Torres, 2006:8) en diversos aspectos a las fuerzas armadas estatales: Institucionales, tecnológicas donde sobre sale el tema de la “aviación del ejército” ; y (resaltó ) doctrinarias –de mayor respeto (aunque en las tácticas sicológicas y de propaganda se continué con el lenguaje descalificador) al adversario-. Resaltándose el papel norteamericano, el cual prácticamente reorientó su acción de apoyo a la lucha anti-narcóticos predominante hasta esos años, hacia la “guerra contra insurgente”, al decir de Flor Alba Romero (Cátedra, 2006)

Estas reformas lograron contener el avance militar de la guerrilla, de hecho su última operación de “movimientos” se dio en Agosto del 2000, mientras la operación Gato Negro de Marzo-Abril del 2001, golpearon duramente a las FARC en Vichada y Guainía; La “Siete de Agosto”, cuando ese mes las FFMM opusieron victoriosamente una masa de 4.000 soldados, a otra de 1300 soldados-guerrilleros entre las mas resaltables y en pleno proceso de paz. Los procesos que llevaron a este escalonamiento, a esta magnitud de fuerzas, de “masa” en contienda, muestran como la dinámica militar entre los oponentes, puede hacer que cada vez sean mas grandes los contingentes, y por ende la guerra y sus victimas: la continuidad sin fin del nuestro fratricidio.

El proceso de paz del Caguan, por segunda vez las FARC enfocó como una táctica de paz en medio de una estrategia de guerra…no hay declaraciones, como las que detallo en mi escrito sobre el M-19 y el EPL, pero los hechos así lo probaron; todo ello, marcado finalmente por la guerra global anti terrorista, después del 11-S, a la cual no escapaban los grupos colombianos. (“1998 - 2002 Siguen cercanos los boxeadores y el Ejército empieza a golpear más duro”…),

La expansión paramilitar, primero reclutando militares purgados que les elevaron su capacidad, y luego ampliando la privatización de la estrategia contrainsurgente a través de los dineros de los narcos que les permitieron estabilizar sus poderes regionales (Gustavo Duncan y Ricardo Vargas en Cátedra: 2006) continuó en estos años. Las masacres en su ejercicio, terrible, pero también militar, sólo que absolutamente por fuera del Derecho Internacional Humanitario; ponían su parte en la correlación de fuerzas del conflicto.
[1] En esas circunstancias, las FARC incrementaron su “guerra contra un establecimiento corrupto”. El 30 de agosto lanzaron la ofensiva militar de mayores características cualitativas en toda su historia. Aquella que se inició con 26 ataques en distintas zonas del territorio nacional en simultánea con el asalto a la base militar de “Las Delicias”, siguió con los descalabros de “La Carpa”, “San Juanito”, “Patascoy” y “El Billar”, para solo mencionar los de mayor impacto, y culminó con la toma de Mitú, primera vez que asaltaban una capital de departamento tratando de inaugurar el paso de la “guerra de movimientos” a la “guerra de posiciones”. (Velásquez, 2006: 10)

“EMPATE NEGATIVO” II : Administraciones Uribe

La primera administración del reelecto presidente, prometió, por Segunda Vez en los tiempos recientes, derrotar la guerrilla en cuestión de semestres. La estrategia de la Seguridad Democrática con el Plan Patriota son la expresión más diciente de esta idea.

En este último periodo hemos pasado desde la negación de la existencia de un conflicto armado, hasta su aceptación condicionada: Dilema que filosóficamente no procede. Pasando por el incremente de los soldados profesionales, nuevas brigadas móviles, batallones de alta montaña, nuevos policías, soldados campesinos y “red de cooperantes”, entre otras variables operativas, así como por éxitos claros del ejército institucional como el desmonte del cerco que las FARC venían, tal cual su estrategia, sobre Bogota, a través de las operaciones Libertad 1 y 2; Hasta llegar, desde el 2005 -antes del 2o mandato- a la propuesta de una Asamblea Constituyente. (Correcta desde mi punto de vista, si la misma pretende abocar las reformas socio económicas estructurales que no desarrolló el talante político de la del 91).

Los EEUU, luego del 11-S y de su guerra global al terrorismo han construido su discurso y su apoyo al gobierno colombiano partiendo de una guerra contra insurgente, o contra terrorista, la cual se basa en la lucha anti narcóticos, es decir pasaron de apoyar una guerra contra los narcos, a una contra las guerrillas, a una nueva contra la sumatoria: la “narco-guerrilla” (el termino se utiliza desde el embajador Lewis Tambs en 1982) ó “narco-terrorista”. Cabe recordar, atizando un poco la hipótesis de que el narcotráfico es más una excusa geopolítica intervencionista, que el capital que mueven los narcos colombianos anualmente, equivale a lo que se mueve en un solo día en la bolsa de los EEUU, según datos aportados por Francisco E. Thoumi (Cátedra, 2006).

Las guerrillas, en tanto, han realizado lo que el argot militar denomina “repliegue estratégico”, o una “aproximación indirecta”, apuntadas al desgasta de su adversario, cediendo espacio para ganar tiempo. Dejando el desgaste al adversario, escogiéndolo sin afán, regresando a la guerra de guerrillas cuando lo han deseado. El paso a acciones de terrorismo urbano (el terror es parte antigua de la tradicional guerra de guerrillas en el campo) como el atentado al Club el Nogal. Que se constituyeron en un absoluto boomerang político contra las mismas, pero continuaron su actividad: “Mientras que en los tres primeros años del presidente Pastrana las FARC realizaron cada dos días un ataque, en el último año de esta administración el promedio ascendió a casi uno diario y en los dos primeros años de Uribe cada dos días esta organización subversiva realizó tres acciones de este tipo. Por otro lado el número de ataques de la insurgencia en los dos primeros años de Uribe (900) casi iguala al total de acciones de los cuatro años de Pastrana (907)” ([1]). Diversos textos de fundaciones como “Seguridad y Democracia” pueden ser consultados al respecto.

Para Octubre del 2004, poco más dedos años luego de iniciarse la primera administración Uribe, los propios impulsores del Plan Colombia ([2]), el jefe del Comando Sur, el general James Hill (Quien en dos años de gestión James Hill, estuvo 25 veces en Colombia y seis en Ecuador. No visitó Venezuela…) hizo una revelación en un diálogo con el diario EL COMERCIO, de Ecuador: “Nunca habrá una solución militar al problema interno colombiano. El papel de los militares es inmenso e importante, pero nunca resolverán el problema por sí mismos” En esa misma nota periodística y para regresar a Latinoamérica y a nuestros vecinos, el general (r) René Vargas Pazos, ex jefe de las FF.AA ecuatorianas, coincidía con el general Hill en que la solución al conflicto de Colombia no sería armada. “Mientras haya pobreza y 4 millones de desplazados, habrá conflicto” ([3]).

Semestres después de esas valiosas declaraciones, cuando como lo reseñaba el (hoy) único diario nacional, ya nuestros soldados profesionales se pueden jubilar tras 20 años (¡20 años!) de operativos y tomando a diversos calificados analistas, como el excomandante de Brigada, Coronel (r) Velásquez todo indica que estamos donde arrancamos: “las FARC se hicieron sentir, en especial, durante el primer semestre de 2005. En febrero con asalto a una base en Iscuandé Nariño y con una emboscada en el Urabá antioqueño. En marzo, con un ataque entre la Tagua y Puerto Leguízamo, en abril con una emboscada al Ejército en Arauca y con diferentes acciones en el Cauca, y en junio con el ataque a la base de Teteyé en el Putumayo, frontera con el Ecuador, desatando además un incidente con el país vecino. Al sumar los muertos y heridos que produjeron junto con los de otras acciones menores en diez departamentos, el número sobrepaso el centenar de miembros de la Fuerza Pública” (Velásquez, 2006:22) …plantea que al parecer el descenso de sus acciones en el primer semestre del 2006 buscaba debilitar la reelección presidencial y que incluso se ha dado un aumento del numero de ataques a la fuerza pública y de los índices de letalidad ([4]); La Fundación Seguridad y Democracia, en su proyección del 2006 plantea que “No es muy probable que el Plan Patriota muestre los resultados que la opinión pública está esperando. Pero su visibilidad podría decaer ante el público por efecto de la ofensiva guerrillera en el resto del país. Esto podría hacer posible, sino su desmonte gradual, sí el traslado de parte de sus tropas hacia otras regiones del país donde serán requeridas con urgencia por efecto de las nuevas complicaciones en la situación de orden público. En todo caso, continuarán y serán más acerbas las críticas a esta campaña cuyo empantanamiento será cada vez más inocultable” ([5]).Román D. Ortiz (Cátedra, 2006), agrega como si bien se ha reducido el ataque a poblaciones se ha dado un incremento, según los propios datos de Mindefensa de los hostigamientos, sus nichos de reclutamiento permanecen, y si bien se han desgastado en las zonas centrales del país, se han replegado exitosamente a las áreas fronterizas y periféricas, reconstruyendo su retaguardia entre otros, Rangel, en el mismo escenario académico, en tanto dice que la táctica de la guerrilla les ha permitido preservar su fuerza casi intacta, que los 18.000 hombres dispuestos por el Plan Patriota para golpear la retaguardia estratégica de las FARC han sido eludidos exitosamente y en esencia que estas “no se han debilitado críticamente” poseyendo la capacidad para retomar los espacios dejados por los paramilitares; y podríamos citar otros nacionales e internacionales, los cuales coinciden en sus apreciaciones.

¿Empate II, hacia la negociación definitiva?
Así las cosas, hemos comenzado el segundo gobierno del presidente Uribe, hemos pasado por la segunda tregua utilizada por las FARC para fortalecerse militarmente, hemos pasado por la segunda oferta de derrotar a esas FARC –fortalecidas- en cuestión de semestres lo cual, claramente no sucedió: no se pudo llevar al adversario a convencerse de que están derrotados, a quebrar su voluntad de lucha como lo plantean los grandes teóricos de la guerra como Clawsewitz (1999) y así parece haberlo entendido el presidente reelecto, Uribe II, desde las primeras horas en que se conocieron sus resultados, según lo revelaban diversas publicaciones.

Lo que pocos parecen ver es que se están dando las posibilidades para que por segunda vez estemos asistiendo a un empate militar negativo. El empate que dio pie a una negociación real con los 7 grupos que se desmovilizaron alrededor de la Asamblea Nacional Constituyente del 91 (...).

Lo sano de este enfoque es que viabiliza ante la “moral” de “las”…porque son “las”… “tropas” la posibilidad de dialogar, y que además, en medio de este escenario, o, porqué no, de este “imaginario” (...); es cuando se dieron los exitosos procesos de El Salvador, diversos procesos Africanos, y más recientemente el de la desmovilización de los grupos guerrilleros Colombianos al final de los 80’s y principio de los 90’s: la historia nos sirve, entonces, también para eso, para buscar los momentos en que las negociaciones han sido mas viables, como parece serlo ahora.

Bogotá, Colombia, 16 de Octubre de 2006.
[1] En http://www.seguridadydemocracia.org
/docs/pdf/ocasionales/DerrotaoEstrategia.pdf Pág. 22
[2] Según el Center For Internacional Policy, la ayuda militar y policial de Estados Unidos a Colombia paso de 88.6 millones de dólares en 1997 a 765.3 en el 2000, mientras en el gobierno Uribe 1, 2002-06 estuvo en 401, 621, 549, 629 (estimado), (589 proyectados para el 2006) millones de dólares. Vale la pena anotar que según el Ministerio de Hacienda, para la vigencia fiscal del 2005, el sector defensa presupuesto un gasto de 11.5 Millones de Millones (Billones) de pesos, dedicándose el 27.8% al ejército y la policía 28.4% (Ley No 91, 23 Dic 2004 y decretos asociados)
[3] En http://elcomercio.terra.com.ec
/solo_texto_search.asp?id_noticia=106505&anio=2004&mes=10&dia=14
[4] Opinión que refuerzan los datos de http://www.seguridadydemocracia.org
/docs/pdf/ocasionales/BoletínInformeEspecialAtaques.pdf (48)
[5] En http://www.seguridadydemocracia.org
/docs/pdf/ocasionales/2006PerspectivasSeguridad.pdf (4-5)

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